Alimentarse no solo consiste en satisfacer las necesidades fisiológicas para conseguir un desarrollo físico, sino que este es el momento en el que se puede dialogar, adquirir hábitos, actitudes, desarrollar destrezas culturales, sociales, entre otras. Es por ello, que en el centro educativo, se deben adaptar los comedores, los horarios, los espacios y la planificación, para que los niños y niñas de la primera edad, estén estimulados y puedan apreciar las horas de la comida como períodos placenteros y de relaciones con otros (Organización Mundial para la Educación Preescolar, s.f).
Los infantes necesitan practicar, aprender nuevas cosas, ayudar y colaborar en las estos momentos. Cuando son muy pequeños, poco a poco van adquiriendo capacidades para morder y masticar (Guía Infantil, 2016). Asimismo, requieren de las manos para agarrar los alimentos, tocar y jugar con la comida es la mejor manera para que puedan aprender y conocer diferentes cosas (Pequelandia, 2017). Al mismo tiempo, imitan a sus personas cercanas, por lo que es importante saber qué ejemplo es el que transmitimos (Guía Infantil, 2016).
Cabe resaltar, que no solo es importante que los alimentos que se proporcionen sean saludables para obtener un desarrollo sano, sino que, los momentos de la comida se deben considerar como espacios educativos, en los que los niños y niñas hablan con sus familiares, sus compañeros, sus profesores, etc. Las zonas deben ser tranquilas y amplias, donde todos puedan participar en relación a sus capacidades (poniendo la mesa, recogiendo, ayudando), y dónde se tienen en cuenta las opiniones y/o gustos de cada uno (escoger con quien sentarse, qué comer y cuánto comer, a pesar de que, todo ello se supervise por un adulto) (Geis, 2016).
Ahora bien, es importante tener en cuenta el ambiente, la presentación de los platos, la cercanía de los cubiertos o cosas que se necesite, la colocación y el tamaño de las sillas y de las mesas acorde a la edad de los infantes. De esta manera, no necesitan depender constantemente de un adulto para acomodarse o para coger un tenedor. Es así cómo pueden adquirir una autonomía, además, de poder experimentar y conocer su alrededor (Organización Mundial para la Educación Preescolar, s.f).
Atendiendo al papel que tienen los docentes, es necesario decir que deben ver este momento de comida como un proceso educativo más que se desarrolla en el colegio. El responsable del comedor, debe conocer perfectamente a los educandos, de tal manera que sabe que le gusta, si tiene alguna alergia, su situación personal, etc., además, de poder conversar con sus familias habitualmente. Cabe decir que la comunicación es imprescindible en estos momentos, el adulto ha de presentar los alimentos, explicar qué es lo que hay para comer (si es carne o pescado), que cubiertos necesitamos y, qué normas se deben cumplir y respetar (Organización Mundial para la Educación Preescolar, s.f).
Referencias
Geis, A. (2016). La hora del almuerzo en la escuela infantil: Un momento educativo. Aula de Infantil, 87, 9-13. https://bit.ly/3fmjQSc
Guia Infantil (Ed.) (2016). Alimentación para niños de 2 a 3 años. https://bit.ly/3fk2bKZ
Organización Mundial para la Educación Preescolar (Ed.) (s.f). Aprender a comer en la Escuela Infantil. Experiencias Educativas. https://bit.ly/332xCVg
Pequelandia (Ed.) (2017). La alimentación del niño de 1 a 3 años: Consejos para padres. Escuelas Infantiles Privadas. https://bit.ly/2KkO3FU
Noelia Puente Revilla y Cristina Vela Castillo, 2020.