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Educación Infantil

Juego simbólico I

El juego según Piaget (1966) está plenamente relacionado con el desarrollo infantil debido a que es un elemento esencial para el correcto desarrollo físico y psíquico del menor. Además, afirma que este elemento permite al niño formar tanto su personalidad como conocer las características del entorno que le rodea de una manera más eficaz.

En relación a lo educativo, este autor establece que ayuda al niño a adquirir sus capacidades motoras, mentales, sociales, afectivas y emocionales, así como despertar su interés por observar y explorar el mundo que le rodea. De esta forma, como afirma López (2010):

El juego se convierte en un proceso de descubrimiento de la realidad exterior a través del cual el niño va formando y reestructurando progresivamente sus conceptos sobre el mundo. Además le ayuda a descubrirse a sí mismo, a conocerse y formar su personalidad.

Centrando nuestra atención en el objeto de documentación, el juego simbólico dentro de las etapas de desarrollo establecidas por Piaget, se sitúa en la etapa preoperacional (2-7 años) (Valdes, 2014). Es aquel a través del cual el niño recrea la realidad, es decir, jugar “como si…”. En él, el niño reproduce situaciones de la vida cotidiana en las que aparecen temas complejos, usualmente inexistentes en las aulas, como, por ejemplo, enfermedades, muerte, problemas en el hogar…

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De esta manera, el propio juego les sirve para experimentar sus emociones, recrear y transitar temas conflictivos a los que van a tener que hacer frente en su vida. A partir de este recrean situaciones que les permiten prepararse para el momento en el que lo tengan que vivir.

Freud aborda el juego simbólico como una parte de la realidad representada de una manera particular, en la cual el niño crea y organiza su propio mundo (Landeira, 1998). Del mismo modo, Piaget (citado en Bofarull, 2014) considera el juego simbólico como el momento álgido del juego infantil en el que crea su propio mundo a través del que poder asimilar el mundo real, “el mundo adulto”. En él asume distintos roles sin las limitaciones impuestas por los adultos. Por otro lado, Vidal (2014) lo define como aquel juego en el que los objetos se transforman en elementos no presentes.

En conclusión, los autores anteriormente mencionados (Piaget, 1996; Landeira, 1998; Valdes 2004; López, 2010; Bofarull, 2014; Vidal, 2014) coinciden en que el juego simbólico es una parte fundamental de la etapa infantil, en el cual lo importante no son los objetos ni acciones, sino lo que el niño al jugar representa con ello.

Referencias

Bofarull, N. (2014). El juego simbólico y la adquisición del lenguaje en alumnos del 2° ciclo de E.I. (Trabajo de maestría). Universidad Internacional de la Rioja, España. Recuperado de: https://reunir.unir.net/bitstream/handle/123456789/2500/bofarull.sanz.pdf?sequen ce=1

López, I. (2010). El juego en Educación Infantil y Primaria. Autodidacta. Revista de la Educación en Extremadura, 19-37. Recuperado de: http://educacioninicial.mx/wp-content/uploads/2017/11/JuegoEIP.pdf

Landeira, S. (1998). El juego simbólico en el niño: explicación e interpretación en J. Piaget y en S. Freud. Buenos Aires. Recuperado de: https://luzaro.net/wp- content/uploads/juego_simbolico.pdf

Piaget, J. (1966). Response to Sutton – Smith. Psychological Review, 73, 111-112.

Valdes, A. (2014). Etapas del desarrollo cognitivo de Piaget. [Doctorado Psicología- Educación, Universidad Marista de Guadalajara]. Recuperado de: https://www.researchgate.net/profile/Armando_Valdes_Velazquez/publication/327219515_Etapas_del_desarrollo_cognitivo_de_Piaget/links/5b80af4c4585151fd1307 d84/Etapas-del-desarrollo-cognitivo-de-Piaget.pdf

Vidal, A. (2014, Noviembre 29). Juego simbólico ¿Qué es?. Simbòlics  Psicoteràpia. Recuperado de: https://www.simbolics.cat/cas/juego-simbolico-que-es/

María González González, Lucía de María Allende y Lydia Trueba Expósito, 2020.

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Educación Infantil

Juego libre II

El juego, como menciona Huizinga (1984), es una actividad voluntaria con límites espaciales y temporales, basada en una regla aceptada libremente y en un fin. En ella, se desarrollan sentimientos de alegría y tensión, así como la conciencia de experimentar algo diferente a lo que ocurre en la vida.

Esta actividad, muy al contrario de la fama que ha recibido en la educación, no es una ocupación perniciosa que se deba de reducir. El juego libre son acciones fundamentales para el desarrollo de los niños y por ello no debería de ser la actividad a la que tengan acceso cuando han terminado lo que la maestra considere académico porque, de esta manera, les está impidiendo realizar una actividad muy necesaria para su crecimiento.

Asimismo, tampoco sirve emplearlo a modo de pseudojuego para trabajar los contenidos curriculares porque pierde su esencia y desnaturaliza la propia actividad (Hoyuelos, 2015). En este sentido, es necesario tener clara la idea que explica dicho autor sobre que el juego es una actividad incierta, imprevisible y esto es lo que la hace tan fascinante.

En estos momentos de juego libre los niños imaginan qué podría ocurrir, se sienten de maneras diferentes, prueban cosas, imaginan, etc. Los pequeños emplean el juego para recorrer caminos que, de otra manera, no lo conseguirían (Hoyuelos, 2015).

Además, a través del juego los niños ponen en práctica su capacidad de ver todo lo que les rodea desde una perspectiva poética, aun siendo temas tan complicados como la soledad, el abandono, la amistad, etc. En multitud de ocasiones los niños emplean el juego como herramienta para tratar todos esos temas que los adultos tendemos a evitar que conozcan o sean conscientes de los mismos.

Sin embargo, no somos conscientes de la gran capacidad de comprensión y gestión poética, sorprendentemente natural, que desarrollan los niños a través del juego para tratar dichos temas que consideramos inapropiados para su edad.

Otra característica de esta actividad lúdica es que es propia de la infancia porque los adultos no podemos jugar, intentamos representarlo de la mejor manera posible, pero no formamos parte del juego como sí que lo hacen los niños. Puede que por ello nos estemos preguntando constantemente la finalidad del mismo, como si tuviese que ser una actividad basada en la lógica. Esto no quiere decir que el juego sea incoherente, muy al contrario, los que se encuentran inmersos en el mismo son capaces de percibir e interpretar su sentido (Hoyuelos, 2015).

Por otro lado, en los momentos de juego libre los niños se verán influidos por su edad y los materiales proporcionados. Pueden desarrollar un juego presimbólico o simbólico, aunque este último aumenta entre los dos y los cinco años de edad (Gallardo & Gallardo, 2018). En este sentido, resulta fundamental tener en cuenta que los diversos tipos de materiales provocan diferentes tipos de juego.

Referencias

Gallardo, P & Gallardo, J.A. (2018). Teorías sobre el juego y su importancia como recurso educativo para el desarrollo integral infantil. Revista Educativa Hekademos, 24.

Hoyuelos, A. (2015). Cultura de la infancia y ámbitos de juego. En Hoyuelo, A y Riera, M.A. Complejidad y relaciones en educación infantil. Barcelona: Rosa Sensat.

Huizinga, J. (1984). Homo Ludens. Madrid: Alianza.

Sofía Cuevas Llorente y Lucía Martínez Gutiérrez, 2020.

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Educación Infantil

Juego libre I

En el Artículo 31 de la Convención de los Derechos del Niño se reconoce su derecho al juego libre y espontáneo. Asimismo, Molina (2008) nos habla sobre el poder transformador que tiene este juego en los niños, ya que mediante esta actividad estos van representando la realidad que conocen.

En Educación Infantil el juego libre se debe contemplar y valorar como un derecho y necesidad del niño para su desarrollo íntegro. Por ello, es de suma importancia darle y reconocer el valor de este momento en el contexto escolar.

Los docentes de Educación Infantil consideran el juego como un momento formativo que favorece al desarrollo evolutivo de los niños, por ello, existe una mayor implicación de estos en la observación y en la evaluación de este momento como una actividad educativa.

Sin embargo, en la realidad escolar la escasa ayuda por parte del equipo directivo, la opinión de las familias y el límite que establecen los horarios de aula son las principales barreras que tienen que superar los docentes para poder ofrecer a los niños espacios y momentos de juego fructíferos y significativos (Mañós, Balagué, Virgili, & Montalá, 2019).

Desde nuestra experiencia como docentes en las aulas de prácticas, este momento no se contemplaba como valioso, sino que se llevaba a cabo en los tiempos que sobran al terminar ciertas actividades como la realización de fichas u otras dinámicas escolares.

Desde esta perspectiva, el juego adquiere una concepción rígida, en la que se guía por pautas y normas impuestas por el maestro en los momentos restantes del día. Esto lo convierte en una actividad dirigida, sin dar lugar a la experimentación y creatividad de los niños que, por lo tanto, no responde a sus necesidades.

Las características que debe tener el juego libre, según Cuba &Palpa (2015), y que nosotras compartimos como alumnas de Magisterio, son las siguientes: es un proceso natural e individual puesto que cada niño es el protagonista de su propia acción; a través del juego simbólico que se da en esta actividad espontanea de los niños pueden construir sus propios esquemas conceptuales; este momento debe resultar divertido y placentero para el niño; debe estar acompañado de una flexibilidad que permita a los niños una libertad para hacer y deshacer a su antojo; finalmente, el juego libre no es un medio a través de cual se llega a un fin, sino que tiene significado en sí mismo.

Todas estas características podrían y deberían ser aplicables a un aula de Educación Infantil, por lo que creemos que debemos dejar atrás ese concepto de que el juego libre es algo que se da en momentos sobrantes del día, sino que tiene un significado propio y resulta fundamental para el desarrollo íntegro de los niños.

A continuación, presentaremos una propuesta de documentación del juego libre que llevaríamos a cabo dentro de nuestras aulas de Educación Infantil como docentes. Esto sería una guía sobre cómo documentar este proceso natural que se desarrolla en el contexto escolar del niño.

En primer lugar, nuestro objeto de estudio será nuestra propia aula de Educación Infantil, concretamente un aula de tres años. Nuestra intención es realizar un seguimiento de este grupo a lo largo de los nueve meses de curso escolar.

La documentación se llevará a cabo a través de un instrumento de recogida de datos, un cuaderno de registro, en el que anotaremos las conductas observables que sean más significativas durante el juego libre. Este proceso se presentará a las familias a través de dos medios que responden a necesidades y momentos diferentes.

Por un lado, diseñaremos un panel expositivo que colocaremos en un lugar visible en la entrada del aula. Las docentes modificarán el panel con una regularidad mensual. Por otro lado, nos apoyaremos en una presentación de PowerPoint que mostraremos en cada reunión trimestral con las familias. Este formato nos permitirá añadir fotografías y videos que nos acompañarán en la narración que contaremos sobre la historia de lo que ocurre en el juego que se da en la escuela.

Partiendo de la convicción de que el momento de juego se aprovecha mejor a partir de la creación de propuestas, planteamos diferentes propuestas que se den de forma natural y espontánea, favoreciendo el disfrute de los niños y la eficacia para un mejor proceso de documentación.

Estas propuestas deben tener en cuenta las siguientes pautas. Primero, debemos asignar al juego libre un tiempo específico dentro de nuestra programación, otorgándole de esta manera, la importancia inherente que posee. Asimismo, es fundamental que este proceso no se desarrolle siempre en la misma aula, sino que los alumnos tengan la oportunidad de experimentar en otros espacios (pasillos, patio, aulas de otros grupos, biblioteca). De esta forma, los niños irán adquiriendo una sensación de continuidad que reforzará en ellos un sentimiento de pertenencia al centro como comunidad y al propio grupo al que pertenecen.

En estos espacios de juego es imprescindible la disposición de distintos materiales, así como su accesibilidad para los niños. Además, estos han de estar disponibles para que los niños puedan hacer uso de ellos. Como maestras, tratamos de darle sentido e interpretar las acciones y conductas que presentan los niños en los diferentes momentos y etapas del juego.

Desde una visión más objetiva, contaremos sistemáticamente lo que va realizando el niño a medida que el proceso de juego avanza. La información que volcaremos en el panel expositivo mensual será de carácter objetivo. Es decir, una vez registrados los hechos significativos a lo largo del juego libre del alumnado en nuestro instrumento de recogida de datos, los seleccionaremos de manera neutral respondiendo a preguntas como: ¿qué han hecho? ¿cómo lo han hecho? ¿con qué lo han hecho? ¿con quién lo han hecho? ¿cuándo lo han hecho?

Sin embargo, en cuanto a la presentación de PowerPoint que queremos realizar en las reuniones trimestrales, pretendemos exponerlo de forma más subjetiva, entrado en los posibles significados e interpretaciones que tienen las acciones llevadas a cabo por los niños, respondiendo a preguntas como: ¿por qué lo han hecho? ¿por qué no lo han hecho? ¿por qué cada niño actúa de forma distinta ante el mismo estimulo? ¿qué pretende conseguir actuando de esa manera?

Por lo tanto, buscamos informar a las familias sobre las conductas innatas de la infancia en el juego libre a través de nuestra interpretación pedagógica. El medio a través del cual expondremos nuestra documentación a las familias será mediante un panel expositivo y una presentación de PowerPoint. El panel expositivo se realizará de la siguiente manera: en una hoja A3 pegaremos fotografías de acciones que llevan a cabo los niños acompañadas de un texto descriptivo de dicha imagen colocadas cronológicamente.

Por otro lado, el PowerPoint será una herramienta de apoyo visual para las familias (imágenes y vídeos). Esta representará las historias narradas por las maestras que ocurren en la escuela durante el juego libre de los niños. Este medio nos ayudará a explicar a las familias los significados y representaciones que tienen las acciones de los niños cuando se relacionan en un ambiente natural como es el juego.

Para concluir, nos gustaría señalar la importancia que tiene para nosotras documentar y hacer visible la práctica cotidiana del juego en la escuela. De esta manera, podremos repensar, interpretar y reflexionar sobre lo que ocurre en ella para lograr el cambio y la mejora. Asimismo, pensamos que las familias pueden descubrir acciones llevadas a cabo por sus hijos que en el hogar no ocurren, pues se trata de dos ambientes completamente diferentes.

Referencias

Cuba, M, N. L., & Palpa, M, E. (2015). La hora del juego libre en los sectores y el desarrollo de la creatividad en los niños de 5 años de las IEP de la localidad de Santa Clara.

Mañós, R. V., Balagué, À. G., Virgili, N. A., & Montalá, M. D. (2019). Percepción de los maestros sobre el derecho al juego libre en educación infantil y educación primaria.

Estudio desarrollado en Barcelona (España). Bordón. Revista de Pedagogía, 71(4), 151- 165.

Molina, J. A. (2008). El Placer y el Displacer en el Juego Espontáneo Infantil/Pleasure and Displeasure in Children’s Spontaneous Play. Arteterapia, 3, 167-188.

Unicef. (2006). Convención sobre los Derechos del Niño.

Alejandra Albo, Claudia Biancotti y Verónica Cuesta, 2020.

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Educación Infantil

Instalaciones III

El tema elegido ha sido producto del deseo de querer discutir, debatir y reflexionar acerca de la importancia que tienen los espacios del centro educativo. Por la necesidad de querer ir más allá del aula, la cual parece ser siempre la protagonista, y acercarnos y dar visibilidad a los tantos espacios e instalaciones que también forman parte de la vida del centro y donde también se narran historias muy interesantes.

El concepto “instalaciones” tiene que ver con los conjuntos de construcciones e infraestructuras de un determinado lugar. En este caso, de un centro educativo con alumnos de 0 a 3 años. Con este concepto se tienen en cuenta las aulas, los pasillos, zonas de recreo… No obstante, con este trabajo, nosotras hemos querido ir más allá.

Hemos querido combinar aspectos formales y legislativos que deben tenerse en cuenta a la hora de construir una institución educativa (medidas, materiales, elementos arquitectónicos…) Pero también hemos visto necesaria la idea de plasmar cómo es cada espacio y cómo influye en los niños y en su relación con los espacios, con sus iguales y con los maestros.

Hemos querido transmitir también la necesidad de que existan determinados espacios en el centro que, a priori, pudieran no parecer muy importantes, pero que, realmente, aportan mucha riqueza a la experiencia escolar para los pequeños.

Este trabajo lo hemos querido fundamentar en una serie de ideas que resumen nuestra obra y nuestra intención con ella:

  • Cómo y de qué manera surge la necesidad de construir escuelas y cómo las obras y pedagogías de determinados autores han influido en ello.
  • Identificar las instalaciones más comunes en los centros educativos, así como su funcionalidad, su uso y el porqué de su necesidad.
  • Identificar las instalaciones menos comúnmente presentes en las escuelas e indagar el porqué y porqué deberían o no tener más presencia en los centros.
  • El significado que tienen los diferentes espacios del centro no solo para los niños, sino para todo el personal y aquellas personas que participan de la vida de él.
  • Reglamentación y normativas que cumplir para la proyección de un centro.
  • Las numerosas conceptualizaciones a la hora de proyectar los espacios.

Isis García y Juliana Alufo, 2020.

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Educación Infantil

Instalaciones II

Instalaciones educativas

Las instalaciones consisten en propuestas educativas, donde se unen la estética y el arte contemporáneo con una fundamentación y unas bases pedagógicas, logrando favorecer el juego pre-simbólico y simbólico en un contexto relacional (Abad y Ruiz de Velasco, 2014). Sus principales promotores fueron Abad y Ruiz de Velasco que lo que pretendían era crear espacios donde los niños aprendan de forma activa, siendo los propios protagonistas de la acción y explorando sobre sus propios intereses y necesidades (Abad y Ruiz de Velasco, 2014; Moya, 2017).

En ellas se emplea el propio medio y sus características (las paredes, el techo, el suelo), junto a una serie de materiales que, construyen un ambiente de belleza que invita al espectador a participar en él (Rubio y Riaño, 2019). Por tanto, en las instalaciones el educador se encarga de diseñar y organizar el espacio del juego y su intención, mientras que losniños/as tienen un papel protagonista y participativo en la instalación y, por tanto, deconstruyen, transforman y reconstruyen el espacio, interactuando con los demás (Abad y Ruiz de Velasco, 2014; Rubio y Riaño, 2019). Los espacios y los materiales conforman dos aspectos esenciales en las instalaciones.

Por un lado, los espacios han de estar organizados de forma estética, de manera que consigan generar placer en los niños e invitarles a interactuar, y llevar a cabo acciones, desplazamientos y recorridos en el espacio, que sean de calidad y que les permitan a los niños generar una “imagen mental potente” (Abad y Ruiz de Velasco, 2014). En las instalaciones se organizan los objetos dentro del espacio a través de formas geométricas o mandalas, de manera que los niños se guían de ese orden inicial donde se sienten seguros, favoreciendo así que exploren e interpreten tanto el espaciocomo los materiales en un sentido físico y psíquico (Abad y Ruiz de Velasco, 2014).

Por otro lado, los materiales que se empleen en las instalaciones han de ser diversos, cotidianos y accesibles, que les permiten a los niños llevar a cabo un proceso cognitivo en el que los materiales ya conocidos adquieren una nuevaasociación, un nuevo uso, una nueva interpretación (Moya, 2017). En las instalaciones se emplean triadas de objetos, que favorecen que los alumnos realicen acciones divergentes y que no se queden en las funciones predeterminadas que tienen dichos objetos. Podría decirse que estas triadas tienen una línea argumental o un dialogo, que los niños logranalcanzar a través del juego. Estos materiales también permiten a los alumnos crear su propio juego a partir de sus características y sus ritmos, atendiendo así a la diversidad (Moya, 2017). Además, los materiales han de sercomplementarios entre sí, permitiendo así evidenciar las diferencias entre ellos (grandes y pequeños, redondos y cuadrados, suaves y rugosos…).

En la puesta en marcha de las instalaciones se sigue siempre una misma línea o unos mismos momentos.

Se comienza seleccionando la idea que se pretende representar y diseñándola. Los educadores analizan el contexto y sus condiciones, así como las características de los niños y niñas para ajustar a ellos tanto el tema de la instalación, como la organización de los materiales y los espacios de manera estética (Toca, 2019). Se decide la ubicación, delimitándose dónde comienza y dónde acaba la instalación; y se seleccionan los tipos de materiales y la cantidad de los mismos, asegurando que les otorguen a los niños diversas posibilidades de acción e interactuación con los compañeros (Abad y Ruiz de Velasco, 2014).

Una vez hecho esto, se les presenta a los niños/as la instalación, permitiéndoles observar y realizar aquellas preguntas ocomentarios que les sugieren de la misma. Los educadores trataran de hacerles reflexionar mediante preguntas, y aprovecharan también para mencionar las normas o acuerdos de convivencia durante el desarrollo de la instalación (Toca, 2019). Antes de que los alumnos puedan introducirse en la instalación se les invita a representar lo que ven o lo que les sugiere la instalación de forma gráfica o verbal.

Tras esto, se les permite experimentar e interactuar de manera libre con los materiales y los espacios diseñados. Los niños y niñas deconstruyen y construyen el espacio, experimentan, manipulan con los objetos, interaccionan con los compañeros, etc.

Posteriormente siempre ha de llevarse a cabo una representación por parte de los infantes, narrada de forma gráfica (dibujos) u oral, donde ellos manifiesten aquellos aprendizajes o aquellas experiencias que han vivido.

Finalmente se evalúa la propuesta, así como las posibilidades de acción, juego y relación que la instalación ha generado (Abad y Ruiz de Velasco, 2014; Moya, 2017).

Referencias

Rubio Gorrochategui, L., & Riaño Galán, M. E. (2019). Arte y Educación: Instalaciones en el aula de Infantil.

Moya Díez, M. (2017). La instalación artística en educación infantil.

Ruiz de Velasco, A., y Abad, J. (2014). Contextos de simbolización y juego. La propuesta de las instalaciones. Revista Aula de Infantil, 77, 11-28.

Toca Martínez, S. (2019). Jugar, experimentar y relacionarnos: las instalaciones artísticas en un aula de 4 años.

Lidia Abascal Abascal y Andrea Álvarez Peña, 2020.

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Instalaciones I

Instalaciones en Infantil

A lo largo del presente texto, autores como Ángeles Ruiz de Velasco, Pablo García González, Isabel Recio y Javier Abad, serán los protagonistas que ofrecerán al discurso el sentido pedagógico que precisa dicha propuesta de las instalaciones. Antes de comenzar, cabe destacar que Javier Abad, es una de las figuras más representativas de los métodos de trabajo a partir de las instalaciones, donde para él, estas forman parte de un escenario donde se recoge la acción-transformación por parte de los niños y niñas.

Las instalaciones se caracterizan por generar juegos simbólicos y presimbólicos en la infancia, con el fin último de desarrollar las capacidades creativas, relacionales y emocionales en el alumnado creando un ambiente de libertad y alegría. Es decir, “El clima emocional cambia y, por tanto, la dinámica del aula garantiza la participación de los niños y niñas en un ambiente confiable, pacifico y democrático, donde se experimenta confianza, seguridad y acogimiento, elementos que construyen la personalidad infantil y las conductas prosociales como base del Buen Vivir” (Dávila,2015, citado en OMEP ECUADOR, p.250).

Orientando el discurso, según Ruiz de Velasco y Abad (2014) y otros autores como los mencionados con anterioridad, los aspectos más importantes para tener en cuenta a la hora del diseño y la acción de la propuesta de las instalaciones, son a partir de los siguientes interrogantes:

¿Qué son las instalaciones?

Las instalaciones siguen la idea de configurar espacios como mediadores para el juego de los significados y lassituaciones de descubrimiento. Es decir, son escenarios concebidos a partir del encuentro entre la parte más estética, artística y psicomotriz, donde interaccionar para favorecer el juego simbólico y presimbólico de la infancia.

La propuesta de las instalaciones es la de proponer un espacio simbólico donde representar un idea o mensajeintencionado ofreciendo a los menores el hecho de poder “entrar en juego” a través de diferentes modos de interpretacióne interacción (Ruiz de Velasco y Abad, 2014).

Las instalaciones, en definitiva, desde el punto de vista educativo, consisten en una propuesta donde ofrecer a la infancia lugares donde experimentar y transformar en base a los intereses que adopten los más pequeños, es decir, son prácticas educativas donde potenciar en los escolares la incertidumbre, motivación, creatividad e imaginibilidad.

¿Qué espacios, materiales y tiempos ofrecen las instalaciones?

Las instalaciones ofrecen espacios bellos y amables a la infancia, donde es muy sencillo apelar la atención de esta. Son espacios estructurados, dispuestos de forma bella, y donde todos los elementos se reflejan de manera organizada, con el fin de que permitan posibilidades infinitas de acción y juego, a partir de la imaginación y creación.

A la hora de diseñar el escenario para la propuesta es imprescindible tratar de ofrecer oportunidades para desarrollar en los más pequeños el juego simbólico y presimbólico de forma espontánea. Son escenarios donde se prima tres ideas clave: que sean lugares amplios con facilidad de movimiento y acción, que la propuesta se encuentre en el centro del lugar, ofreciéndola total protagonismo y frecuentemente, los materiales están distribuidos geométricamente.

En definitiva, las instalaciones ofrecen espacios que permiten ser interpretados por todos y cada uno de los discentes, gracias al ofrecimiento de materiales dispuestos ocupando todo el espacio.

Los materiales de las instalaciones han de ofrecer diversidad de acción, relación y descubrimiento. Han de sermateriales divergentes y variados, para que puedan ser utilizados por varios infantes al mismo tiempo o bien de maneramás individual. Además, es importante que sean materiales no estructurados que permitan transitar lo lleno y lo vacío, el dentro y el afuera, la calma y el movimiento, la presencia y la ausencia. En definitiva, materiales que ofrezcan infinidad de posibilidades de acción.

Finalmente, desde el punto de vista temporal, las instalaciones han de ofrecer un tiempo ilimitado a la infancia. Es decir, un tiempo sin prisas que respete el ritmo de aprendizaje de todos y cada uno de los pequeños.

¿Cuál es el papel docente en las instalaciones?

El profesional en la instalación es el encargado de diseñar y organizar con cierta estética y cuidado la propuesta. Ejerce de mediador y observador, donde interviene en el juego infantil

siempre y cuando considere como necesario. Su mayor función, es la de observar y documentar a través de un diario de campo el juego de la infancia, con el fin de que todo lo que sucede en la propuesta sea visible. Para dichaalternativa, el docente planifica cómo desea que sea la instalación, posteriormente, la diseña con los materialeselegidos, para, finalmente, exponérsela a la infancia y que comiencen su juego.

En definitiva, es una propuesta donde el docente trata de documentar todos los recorridos que observa en la infancia, con el fin de mejor y mantener actualizada su práctica educativa en función de la demanda y necesidades de sus escolares.

¿Cuál es el papel del alumnado?

El alumnado es el protagonista central de toda la propuesta. Su función es la de disponer, reconstruir y transformar a través de su juego espontáneo individual o compartido. El alumnado en las instalaciones,inicialmente observa la propuesta para, posteriormente, poder elegir y seleccionar su preferencia de juego, espacio y material.

Las instalaciones son “un verdadero ecosistema lúdico organizado por el adulto para provocar, desde un orden inicial y una propuesta estética concreta, su deconstrucción, trasformación y nueva reconstrucción por parte de losniños a través del juego compartido” (Ruiz de Velasco y Abad, 2016, p.45)

Referencias

García González, P. (2017). Escenarios de juego. Infancia: educar de 0 a 6 años, 162, 27-35.

Recio, I. (2014). Pistas para la evaluación: Instalaciones. Revista Aula de Infantil, 77.

Ruiz de Velasco, A. y Abad, J. (2014). Contextos de simbolización y juego. La propuesta de las instalaciones. Revista Aula de Infantil, 77, 11-28.

Ruiz de Velasco, A. & Abad, J. (2016). Lugares de juego y encuentro para la infancia. Revista Iberoamericana de educación, 71(1), 37-62.

Dávila, M. P. V. (2015). 4.10. Instalaciones Lúdicas Interacción, creatividad y libertad en la Primera Infancia. Memorias del 3 Encuentro Internacional de Educación Infantil, 241.

Laura Santos de la Mata, Elena Solana Fernández y Sandra Zamorano Pérez, 2020.

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Educación Infantil

Higiene I

La higiene es un concepto que conforma a su vez un factor importante de la salud de las personas. Por ello y de manera general empezaremos por definir este concepto que como bien dice la RAE (2019) hace referencia a la “parte de la medicina que tiene por objeto la conservación de la salud y prevención de enfermedades” Por lo tanto, podemos decir que la higiene se conforma por todas las acciones que influyen de manera positiva en la salud de las personas (Lizandra, 2016). 

La higiene está presente en todos los momentos de nuestro día y en cualquiera de los contextos. Pero especialmente, nos vamos a centrar en la higiene en el primer ciclo de la educación infantil.  

En este momento entra en juego el papel que desempeña la familia como primer agente educativo. Pudiendo decir que la familia es una unidad ecosistémica, es decir, un espacio cotidiano donde se establecen redes de apoyo, confianza, mutualidad y solidaridad (Estupiñán y Hérnandez, 2007; Muaze, 2016). Por tanto, se trata de una fuente formativa primaria, que se encarga de proteger, cuidar, formar y humanizar (Lizandra, 2016). 

Una vez que los niños/as van creciendo, dejan de pasar tanto tiempo con su familia para pasarlo en otros contextos, por lo que deben ir aprendiendo hábitos de higiene autónomos. 

Según Pikler, el cuidado se trata de una confluencia que ofrece al niño una relación y unos cuidados de calidad y la posibilidad de ejercer su actividad autónoma, amparada y valorizada por el adulto, en un ambiente de seguridad. 

Cuando los niños/as son muy pequeños y no pueden valerse por sí mismos, necesitan un cuidado y atención constante. Requieren de un adulto para lavarse, cambiarse, asearse. etc.  

Uno de estos momentos de higiene es el del cambio de pañal, en este momento es muy importante la relación del niño/a con el  adulto, debemos pensar en lo que necesita el niño/a en cada momento. Será necesario utilizar un lenguaje cercano, respetuoso y afable, también hay que anticipar y siempre darle una explicación sobre qué hacemos y por qué lo realizamos (Luna E. I., 2020). 

A medida que los niños/as crecen, se van incorporando al siguiente agente educador después de la familia, la escuela. Es necesario que exista una coordinación entre estos dos contextos para el correcto desarrollo de los alumnos.

En este contexto, los niños/as van siendo cada vez más autónomos, y a partir de dos años (dependiendo del ritmo de cada niño) son capaces de lavarse las manos, los dientes, bañarse, ir al baño solos, limpiarse, etc. 

Como se ha mencionado en el párrafo anterior, en la Educación Infantil, en el primer ciclo, es decir los alumnos de 0-3 años,, van siendo más autónomos, ya que uno de los objetivos de la etapa 0-3 años es “adquirir progresivamente autonomía en las actividades habituales”. En concreto, nos vamos a centrar en los objetivos específicos sobre la higiene, de los cuales podemos destacar los siguientes (Santiago; Arribas, 2016):   

  • Fomentar un correcto hábito de higiene personal. 
  • Hacer que el niño participe de manera placentera en su propia higiene.  
  • Incrementar la autonomía de su higiene personal. 
  • Iniciarse en el cuidado de objetos personales relacionados con la higiene. 

Para terminar, nos gustaría hablar sobre la importancia que tiene hoy en día la higiene. La pandemia que atravesamos, nos obliga a ser más estrictos con la higiene, debemos concienciar a los niños/as de la importancia de lavarse las manos con jabón, de no abusar del gel hidroalcohólico, y  de no tocar cosas ni llevarse nada a la boca.  

En lo que concierne a la higiene y el coronavirus, la OMS (2020), pone de manifiesto las siguientes indicaciones sobre las medidas recomendadas para la apertura de las escuelas, donde se establecen los nuevos hábitos de higiene que hemos de afrontar cada día: 

  • La importancia de la higiene y limpieza del entorno para limitar la exposición al virus.  
  • Informar y concienciar acerca de la importancia del lavado de manos, la higiene respiratoria, la obligatoriedad o no de las mascarillas, las cuales se deberán de proporcionar a todo aquel que lo necesite. 
  • Por último, se ha de crear un horario para el lavado frecuente de manos, dejando a disposición de la comunidad educativa, gel hidroalcohólico o jabón, así como agua limpia en las instalaciones escolares. 
Referencias

Luna, E. I. (2020). El momento del cambio de pañal. Aula de Infantil, 13-15. 

Rodríguez, Y. S., & Peñalver, I. A. (2016). Autonomía personal y salud infantil. Madrid: EDITORIAL SÍNTESIS, S. A. 

Moreno-Acero, I, Leyva-Townsend, P., y Parra-Moreno, C. (2019). La familia, primer ámbito de educación cívica. Civili-zar: Ciencias Sociales y Humanas, 19(37), 43-54. doi: 10.22518/usergioa/jour/ccsh/2019.2/a26. Recuperado de: https://revistas.usergioarboleda.edu.co/index.php/ccsh/article/view/V19n37a06/1194 

Lizandra, A. (2016). La higiene en educación infantil. Los talleres como recurso didáctico (p.4). Universitat Jaume I. Recuperado de http://repositori.uji.es/xmlui/bitstream/handle/10234/162225/TFG__Lizandra_Mac%C3%ADas%2c_Alba.pdf?sequence=1&isAllowed=y 

OMS (2020). Consideraciones para las medidas de salud pública relativas a las escuelas en el contexto de la COVID-19. Recuperado el 18-11-2020 de https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/332107/WHO-2019-nCoV-Adjusting_PH_measures-Schools-2020.1-spa.pdf?sequence=1&isAllowed=y 

Real Academia Española (2019). Definición higiene. Recuperado el 18-11-2020 de https://dle.rae.es/higiene 

Sheila Hormachea, Coral Sánchez y Carmen Santos, 2020.

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Educación Infantil

Entradas y salidas

Las entradas y las salidas son momentos de la vida cotidiana de las escuelas que en numerosas ocasiones son menospreciados y reducidos a meros momentos de intercambio de los alumnos/as. Sin embargo, estos momentos tienen una gran relevancia, pues constituyen espacios de encuentro personal y emocional que conectan dos mundos, la familia y la escuela. 

Las entradas son momentos generalmente caracterizados por la rapidez con la que se desarrollan. En este sentido es común que las familias lleguen a los centros educativos apresuradas y dejen a los niños/as en la fila, o directamente en las aulas.

En contraste con esto, deberíamos liberar a las entradas de prisas, para poder llevar acabo un recibimiento personal y humano además de físico, proporcionando a cada familia y alumno/a una atención individual. “Es necesario entender las entradas como un lugar y un tiempo para el encuentro. Un espacio que genere confianza y unas personas que también transmitan confianza en el centro, en un proyecto educativo que se «huela» y del que te sientas parte, desde la llegada” (López, 2004) 

En este sentido es también necesario cuidar los espacios físicos en los que se producen las entradas, siendo más enriquecedor que las entradas se lleven acabo en espacios comunes en los que se pueda agrupar a niños/as de distintas edades, sus familias y maestros/as. Estos espacios deben ser acogedores, estar repletos de imágenes de los niños y paneles de documentación (permiten acercarse al otro y conocerlo) y contar con diversas propuestas (una instalación, sofás para descansar, zona de lectura, espacios vacíos en los que encontrarse con el otro…). 

Por su parte, las salidas son momentos que al igual que las entradas se suceden de forma rápida y en los que hay que resolver imprevistos. En contraste con esta forma de ver las salidas, podemos entenderlas como momentos en los que transmitir información a las familias. No solo tenemos que informar a las familias de incidentes, sino que es de vital importancia mantener las vías de comunicación abiertas y entender las salidas como un espacio para comentar y trabajar cuestiones relacionadas con el desarrollo y la autonomía de los niños/as. Todo esto nos conduce a ver y entender las salidas como un acto que debe ser individual y mínimamente escalonado para poder atender a todas las familias. 

La despedida es un acto individual y consciente, que debe motivar el reencuentro del día siguiente (López, 2004)

Referencias

Herranz, R. L. (2004). » La entrada y salida» en la escuela. Aula de infantil, (18), 28-29. 

Ritscher, P. (2009). Sobre las propias piernas. Infancia: educar de 0 a 6 años, (115), 17-20. 

Susana Lorenzo, Sara Perales y Lucía Prieto, 2020.

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Educación Infantil

Comunicación familia-escuela

La educación de los niños involucra a distintos agentes educativos, principalmente la familia y escuela. Por ello es especialmente importante que exista una buena relación basada en la comunicación entre ambos, ya que así se involucran de manera conjunta en su desarrollo y pueden intercambiar información sobre él, sus progresos, sus dificultades, sus actividades fuera de la escuela… Es una manera de que la docente pueda comprender el contexto del niño y de que la familia conozca a la persona que se encarga de la educación del mismo, así como las cosas que suceden dentro del centro educativo (López-Herranz, 2004). 

La vida cotidiana tiene momentos que propician la comunicación entre familia y escuela, y, según Arnaiz (2012), permite mejorar la calidad de la identidad del niño  y dar respuesta a las necesidades del niño mediante el refuerzo de las relaciones personales entre sus referentes personales con el objetivo de conocer la vida del niño de forma más cercana.  

En este caso nos vamos a centrar en los momentos de entradas y salidas puesto que, por su carácter informal y su frecuencia, favorece el intercambio de información relevante entorno al niño y su contexto. Algunos de los temas que pueden surgir son: aspectos relacionados con la salud, conflictos, desarrollo de habilidades, conductas, intereses… Es muy importante que la profesora tenga en cuenta la ausencia de intimidad en estos momentos a la hora de transmitir cierta información (tanto verbal como corporal), la presencia del niño y la sensibilidad de la familia (Menendez, Ruiz y Rebaque, 2002).  

Una vez contextualizado lo que entendemos por la comunicación entre familia y escuela en los momentos de la vida cotidiana, vamos a exponer el análisis de los resultados de la escucha y la observación.  

Después de analizar los colegios de prácticas en los que hemos estado, podemos afirmar que la mayoría de centros no fomentan la comunicación con las familias, ni siquiera en la vida cotidiana. En las experiencias que hemos tenido la comunicación se basa en reuniones concertadas cuando hay un problema específico y claro, sin embargo en el día a día no se tiene en cuenta o solo de forma superficial para tratar temas relacionados con aspectos físicos (diarrea, estreñimiento, heridas, golpes, sueño…). Por lo tanto, consideramos que no aprovechan las oportunidades que brinda la vida cotidiana para comunicarse y en consecuencia entenderse, conocerse, apoyarse entre ambos y fomentar de forma conjunta el desarrollo óptimo del niño, tal y como exponen Arnaiz (2012) y López-Herranz (2004). 

Sin embargo, por lo trabajado en la asignatura Atención Psicoeducativa de 0 a 3 años y lo explicado al inicio del documento, la teoría dista mucho de la realidad que las tres hemos observado sobre este tema.  

Algún ejemplo de cómo puede llevarse a cabo la vida cotidiana para fomentar la comunicación entre familia y escuela y aprovechar los beneficios que tiene, podría ser: evitar que las entradas a la escuela sea un intercambio de niños en el que la familia deposita a sus hijos en la fila y la docente los recoge (a la inversa en las salidas), sino que haya un encuentro entre los agentes en el que puedan mantener una conversación. Otra posibilidad sería que la docente muestre interés y preocupación por conocer y entender los contextos de cada uno de sus alumnos, ya que consideramos que una de las barreras que dificultan la comunicación es que a las familias les cuesta más dar el paso por timidez o vergüenza. 

Por otro lado, una de nosotras expone que en uno de los centros donde ha realizado prácticas, la comunicación entre familia y escuela es más habitual y se lleva a cabo en la vida cotidiana con naturalidad. En las entradas al aula, la tutora sale al pasillo a recibir a niños y familias, ha saludarlas, charlar con ellas e invitarlas a entrar al aula. Aunque estaba más presente, es cierto que no se desarrollaba de una manera individual sino más bien global porque la docente no se detenía a hablar con cada uno, sólo con aquellos con los que surgía espontáneamente o con los que tenía que intercambiar algún tipo de información.  

Esto se acerca más a lo trabajado en clase ya que hay una comunicación más cercana y más frecuente que en el primer ejemplo. 

De todo ello, concluimos con la idea que expone Fabrés (2006) al remarcar la importancia de la manera en la que estos momentos se llevan a cabo puesto que definen la interacción entre ambos agentes educativos.

Referencias

Arnáiz, V. (2012). ¿Cómo se cuida la identidad del niño en nuestra escuela? Aula de Infantil, 65, 27-28. 

Fabrés, M. (2006). En el día a día nada es banal, nada es rutina. In-fan-cia, 100, 14-17.   

López-Herranz, R. (2004). Aula de Infantil. Revista Aula de Infantil, 18 

Menendez, L., Ruiz, J.M. & Rebaque, M.O. (2002). La tutoría en educación infantil. Praxis. 

Alejandra Massot, Leire Pérez y Rebeca Vega, 2020.

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Educación Infantil

Asamblea

La asamblea se crea con el fin de ofrecer un espacio de acogida para todos los niños y niñas dentro del aula. Es un espacio concreto que está destinado a la reunión del grupo-clase para tratar diferentes asuntos de interés de los niños y niñas u otros aspectos más imprevisibles que pueden ocurrir dentro de la escuela.

Se lleva a cabo diariamente, por lo tanto, se puede afirmar que las asambleas se incluyen dentro de las actividades de la vida cotidiana del niño. Con esta rutina de aula se busca construir relaciones de complicidad entre los menores y que el docente y los alumnos se conozcan mejor, estimulando así una participación más activa en la construcción de conocimientos.

Sin embargo, las asambleas que se llevan a cabo en las escuelas infantiles suelen desarrollarse a través de la realización de diferentes microactividades individuales.

Por lo tanto, se puede afirmar que, en la actualidad, las asambleas mantienen una apariencia de actividad grupal cuando en realidad, tienen un planteamiento totalmente individual. Las actividades que se realizan actualmente en las asambleas, por norma general, sólo las puede llevar a cabo un niño en concreto y se limita, entre otras cosas, a aprender a poner la fecha, a contar una experiencia personal o a observar el tiempo atmosférico, reduciendo así las posibilidades de una participación activa del resto de alumnado.

El resto de compañeros se limitan a escuchar y observar lo que el otro niño hace. Portillo (1997a; 1997b; 2000) fue una de las pioneras de nuestro país en defender la utilidad de las asambleas en la etapa infantil.

Según esta autora, las asambleas suponen una oportunidad única para que los niños desarrollen su competencia lingüística y su competencia social y cívica, pero también afirma que hay que prestar atención a la organización y a la utilidad que le demos a este tipo de rutinas, ya que también se pueden convertir en un arma de doble filo y que se lleven a cabo de una manera que no es la adecuada y que no aporta ningún valor educativo al niño.

Como hemos mencionado con anterioridad, la asamblea es una actividad que se realiza todos los días en las escuelas. Este hecho puede provocar que se convierta en una actividad monótona y repetitiva, lo que puede hacer que el niño o niña pierda el interés por ella y se reduzcan las posibilidades de que desarrolle ciertas habilidades comunicativas y sociales, y por consiguiente, pierda su utilidad educativa.

De manera que el docente debe propiciar un ambiente dentro de la asamblea que permita el desarrollo integral del niño o niña y, además, gestionar la comunicación del grupo creando oportunidades que les permitan a todos expresarse con libertad.

Referencias

Portillo, M.C. (1997a; 1997b; 2000). La asamblea de clase en EI: Un espacio para aprender a hablar y para construir(nos). En Sánchez Rodríguez, S. y González Aragón, C. (2016), La asamblea de clase en Educación Infantil: Un espacio para crecer como grupo (pp. 137-138). Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura. Facultad de CC. de la Educación. Campus Río San Juan. Universidad de Cádiz. Consejería de Educación de la Junta de Andalucía. Revista Iberoamericana de Educación. Recuperado el 15 de noviembre del 2020 en: https://rieoei.org/historico/documentos/rie71a06.pdf

Carlota Argos Bolado y Laura Jiménez Carrancedo, 2020.