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Educación Infantil

Instalaciones II

Instalaciones educativas

Las instalaciones consisten en propuestas educativas, donde se unen la estética y el arte contemporáneo con una fundamentación y unas bases pedagógicas, logrando favorecer el juego pre-simbólico y simbólico en un contexto relacional (Abad y Ruiz de Velasco, 2014). Sus principales promotores fueron Abad y Ruiz de Velasco que lo que pretendían era crear espacios donde los niños aprendan de forma activa, siendo los propios protagonistas de la acción y explorando sobre sus propios intereses y necesidades (Abad y Ruiz de Velasco, 2014; Moya, 2017).

En ellas se emplea el propio medio y sus características (las paredes, el techo, el suelo), junto a una serie de materiales que, construyen un ambiente de belleza que invita al espectador a participar en él (Rubio y Riaño, 2019). Por tanto, en las instalaciones el educador se encarga de diseñar y organizar el espacio del juego y su intención, mientras que losniños/as tienen un papel protagonista y participativo en la instalación y, por tanto, deconstruyen, transforman y reconstruyen el espacio, interactuando con los demás (Abad y Ruiz de Velasco, 2014; Rubio y Riaño, 2019). Los espacios y los materiales conforman dos aspectos esenciales en las instalaciones.

Por un lado, los espacios han de estar organizados de forma estética, de manera que consigan generar placer en los niños e invitarles a interactuar, y llevar a cabo acciones, desplazamientos y recorridos en el espacio, que sean de calidad y que les permitan a los niños generar una “imagen mental potente” (Abad y Ruiz de Velasco, 2014). En las instalaciones se organizan los objetos dentro del espacio a través de formas geométricas o mandalas, de manera que los niños se guían de ese orden inicial donde se sienten seguros, favoreciendo así que exploren e interpreten tanto el espaciocomo los materiales en un sentido físico y psíquico (Abad y Ruiz de Velasco, 2014).

Por otro lado, los materiales que se empleen en las instalaciones han de ser diversos, cotidianos y accesibles, que les permiten a los niños llevar a cabo un proceso cognitivo en el que los materiales ya conocidos adquieren una nuevaasociación, un nuevo uso, una nueva interpretación (Moya, 2017). En las instalaciones se emplean triadas de objetos, que favorecen que los alumnos realicen acciones divergentes y que no se queden en las funciones predeterminadas que tienen dichos objetos. Podría decirse que estas triadas tienen una línea argumental o un dialogo, que los niños logranalcanzar a través del juego. Estos materiales también permiten a los alumnos crear su propio juego a partir de sus características y sus ritmos, atendiendo así a la diversidad (Moya, 2017). Además, los materiales han de sercomplementarios entre sí, permitiendo así evidenciar las diferencias entre ellos (grandes y pequeños, redondos y cuadrados, suaves y rugosos…).

En la puesta en marcha de las instalaciones se sigue siempre una misma línea o unos mismos momentos.

Se comienza seleccionando la idea que se pretende representar y diseñándola. Los educadores analizan el contexto y sus condiciones, así como las características de los niños y niñas para ajustar a ellos tanto el tema de la instalación, como la organización de los materiales y los espacios de manera estética (Toca, 2019). Se decide la ubicación, delimitándose dónde comienza y dónde acaba la instalación; y se seleccionan los tipos de materiales y la cantidad de los mismos, asegurando que les otorguen a los niños diversas posibilidades de acción e interactuación con los compañeros (Abad y Ruiz de Velasco, 2014).

Una vez hecho esto, se les presenta a los niños/as la instalación, permitiéndoles observar y realizar aquellas preguntas ocomentarios que les sugieren de la misma. Los educadores trataran de hacerles reflexionar mediante preguntas, y aprovecharan también para mencionar las normas o acuerdos de convivencia durante el desarrollo de la instalación (Toca, 2019). Antes de que los alumnos puedan introducirse en la instalación se les invita a representar lo que ven o lo que les sugiere la instalación de forma gráfica o verbal.

Tras esto, se les permite experimentar e interactuar de manera libre con los materiales y los espacios diseñados. Los niños y niñas deconstruyen y construyen el espacio, experimentan, manipulan con los objetos, interaccionan con los compañeros, etc.

Posteriormente siempre ha de llevarse a cabo una representación por parte de los infantes, narrada de forma gráfica (dibujos) u oral, donde ellos manifiesten aquellos aprendizajes o aquellas experiencias que han vivido.

Finalmente se evalúa la propuesta, así como las posibilidades de acción, juego y relación que la instalación ha generado (Abad y Ruiz de Velasco, 2014; Moya, 2017).

Referencias

Rubio Gorrochategui, L., & Riaño Galán, M. E. (2019). Arte y Educación: Instalaciones en el aula de Infantil.

Moya Díez, M. (2017). La instalación artística en educación infantil.

Ruiz de Velasco, A., y Abad, J. (2014). Contextos de simbolización y juego. La propuesta de las instalaciones. Revista Aula de Infantil, 77, 11-28.

Toca Martínez, S. (2019). Jugar, experimentar y relacionarnos: las instalaciones artísticas en un aula de 4 años.

Lidia Abascal Abascal y Andrea Álvarez Peña, 2020.

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Instalaciones I

Instalaciones en Infantil

A lo largo del presente texto, autores como Ángeles Ruiz de Velasco, Pablo García González, Isabel Recio y Javier Abad, serán los protagonistas que ofrecerán al discurso el sentido pedagógico que precisa dicha propuesta de las instalaciones. Antes de comenzar, cabe destacar que Javier Abad, es una de las figuras más representativas de los métodos de trabajo a partir de las instalaciones, donde para él, estas forman parte de un escenario donde se recoge la acción-transformación por parte de los niños y niñas.

Las instalaciones se caracterizan por generar juegos simbólicos y presimbólicos en la infancia, con el fin último de desarrollar las capacidades creativas, relacionales y emocionales en el alumnado creando un ambiente de libertad y alegría. Es decir, “El clima emocional cambia y, por tanto, la dinámica del aula garantiza la participación de los niños y niñas en un ambiente confiable, pacifico y democrático, donde se experimenta confianza, seguridad y acogimiento, elementos que construyen la personalidad infantil y las conductas prosociales como base del Buen Vivir” (Dávila,2015, citado en OMEP ECUADOR, p.250).

Orientando el discurso, según Ruiz de Velasco y Abad (2014) y otros autores como los mencionados con anterioridad, los aspectos más importantes para tener en cuenta a la hora del diseño y la acción de la propuesta de las instalaciones, son a partir de los siguientes interrogantes:

¿Qué son las instalaciones?

Las instalaciones siguen la idea de configurar espacios como mediadores para el juego de los significados y lassituaciones de descubrimiento. Es decir, son escenarios concebidos a partir del encuentro entre la parte más estética, artística y psicomotriz, donde interaccionar para favorecer el juego simbólico y presimbólico de la infancia.

La propuesta de las instalaciones es la de proponer un espacio simbólico donde representar un idea o mensajeintencionado ofreciendo a los menores el hecho de poder “entrar en juego” a través de diferentes modos de interpretacióne interacción (Ruiz de Velasco y Abad, 2014).

Las instalaciones, en definitiva, desde el punto de vista educativo, consisten en una propuesta donde ofrecer a la infancia lugares donde experimentar y transformar en base a los intereses que adopten los más pequeños, es decir, son prácticas educativas donde potenciar en los escolares la incertidumbre, motivación, creatividad e imaginibilidad.

¿Qué espacios, materiales y tiempos ofrecen las instalaciones?

Las instalaciones ofrecen espacios bellos y amables a la infancia, donde es muy sencillo apelar la atención de esta. Son espacios estructurados, dispuestos de forma bella, y donde todos los elementos se reflejan de manera organizada, con el fin de que permitan posibilidades infinitas de acción y juego, a partir de la imaginación y creación.

A la hora de diseñar el escenario para la propuesta es imprescindible tratar de ofrecer oportunidades para desarrollar en los más pequeños el juego simbólico y presimbólico de forma espontánea. Son escenarios donde se prima tres ideas clave: que sean lugares amplios con facilidad de movimiento y acción, que la propuesta se encuentre en el centro del lugar, ofreciéndola total protagonismo y frecuentemente, los materiales están distribuidos geométricamente.

En definitiva, las instalaciones ofrecen espacios que permiten ser interpretados por todos y cada uno de los discentes, gracias al ofrecimiento de materiales dispuestos ocupando todo el espacio.

Los materiales de las instalaciones han de ofrecer diversidad de acción, relación y descubrimiento. Han de sermateriales divergentes y variados, para que puedan ser utilizados por varios infantes al mismo tiempo o bien de maneramás individual. Además, es importante que sean materiales no estructurados que permitan transitar lo lleno y lo vacío, el dentro y el afuera, la calma y el movimiento, la presencia y la ausencia. En definitiva, materiales que ofrezcan infinidad de posibilidades de acción.

Finalmente, desde el punto de vista temporal, las instalaciones han de ofrecer un tiempo ilimitado a la infancia. Es decir, un tiempo sin prisas que respete el ritmo de aprendizaje de todos y cada uno de los pequeños.

¿Cuál es el papel docente en las instalaciones?

El profesional en la instalación es el encargado de diseñar y organizar con cierta estética y cuidado la propuesta. Ejerce de mediador y observador, donde interviene en el juego infantil

siempre y cuando considere como necesario. Su mayor función, es la de observar y documentar a través de un diario de campo el juego de la infancia, con el fin de que todo lo que sucede en la propuesta sea visible. Para dichaalternativa, el docente planifica cómo desea que sea la instalación, posteriormente, la diseña con los materialeselegidos, para, finalmente, exponérsela a la infancia y que comiencen su juego.

En definitiva, es una propuesta donde el docente trata de documentar todos los recorridos que observa en la infancia, con el fin de mejor y mantener actualizada su práctica educativa en función de la demanda y necesidades de sus escolares.

¿Cuál es el papel del alumnado?

El alumnado es el protagonista central de toda la propuesta. Su función es la de disponer, reconstruir y transformar a través de su juego espontáneo individual o compartido. El alumnado en las instalaciones,inicialmente observa la propuesta para, posteriormente, poder elegir y seleccionar su preferencia de juego, espacio y material.

Las instalaciones son “un verdadero ecosistema lúdico organizado por el adulto para provocar, desde un orden inicial y una propuesta estética concreta, su deconstrucción, trasformación y nueva reconstrucción por parte de losniños a través del juego compartido” (Ruiz de Velasco y Abad, 2016, p.45)

Referencias

García González, P. (2017). Escenarios de juego. Infancia: educar de 0 a 6 años, 162, 27-35.

Recio, I. (2014). Pistas para la evaluación: Instalaciones. Revista Aula de Infantil, 77.

Ruiz de Velasco, A. y Abad, J. (2014). Contextos de simbolización y juego. La propuesta de las instalaciones. Revista Aula de Infantil, 77, 11-28.

Ruiz de Velasco, A. & Abad, J. (2016). Lugares de juego y encuentro para la infancia. Revista Iberoamericana de educación, 71(1), 37-62.

Dávila, M. P. V. (2015). 4.10. Instalaciones Lúdicas Interacción, creatividad y libertad en la Primera Infancia. Memorias del 3 Encuentro Internacional de Educación Infantil, 241.

Laura Santos de la Mata, Elena Solana Fernández y Sandra Zamorano Pérez, 2020.

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Higiene I

La higiene es un concepto que conforma a su vez un factor importante de la salud de las personas. Por ello y de manera general empezaremos por definir este concepto que como bien dice la RAE (2019) hace referencia a la “parte de la medicina que tiene por objeto la conservación de la salud y prevención de enfermedades” Por lo tanto, podemos decir que la higiene se conforma por todas las acciones que influyen de manera positiva en la salud de las personas (Lizandra, 2016). 

La higiene está presente en todos los momentos de nuestro día y en cualquiera de los contextos. Pero especialmente, nos vamos a centrar en la higiene en el primer ciclo de la educación infantil.  

En este momento entra en juego el papel que desempeña la familia como primer agente educativo. Pudiendo decir que la familia es una unidad ecosistémica, es decir, un espacio cotidiano donde se establecen redes de apoyo, confianza, mutualidad y solidaridad (Estupiñán y Hérnandez, 2007; Muaze, 2016). Por tanto, se trata de una fuente formativa primaria, que se encarga de proteger, cuidar, formar y humanizar (Lizandra, 2016). 

Una vez que los niños/as van creciendo, dejan de pasar tanto tiempo con su familia para pasarlo en otros contextos, por lo que deben ir aprendiendo hábitos de higiene autónomos. 

Según Pikler, el cuidado se trata de una confluencia que ofrece al niño una relación y unos cuidados de calidad y la posibilidad de ejercer su actividad autónoma, amparada y valorizada por el adulto, en un ambiente de seguridad. 

Cuando los niños/as son muy pequeños y no pueden valerse por sí mismos, necesitan un cuidado y atención constante. Requieren de un adulto para lavarse, cambiarse, asearse. etc.  

Uno de estos momentos de higiene es el del cambio de pañal, en este momento es muy importante la relación del niño/a con el  adulto, debemos pensar en lo que necesita el niño/a en cada momento. Será necesario utilizar un lenguaje cercano, respetuoso y afable, también hay que anticipar y siempre darle una explicación sobre qué hacemos y por qué lo realizamos (Luna E. I., 2020). 

A medida que los niños/as crecen, se van incorporando al siguiente agente educador después de la familia, la escuela. Es necesario que exista una coordinación entre estos dos contextos para el correcto desarrollo de los alumnos.

En este contexto, los niños/as van siendo cada vez más autónomos, y a partir de dos años (dependiendo del ritmo de cada niño) son capaces de lavarse las manos, los dientes, bañarse, ir al baño solos, limpiarse, etc. 

Como se ha mencionado en el párrafo anterior, en la Educación Infantil, en el primer ciclo, es decir los alumnos de 0-3 años,, van siendo más autónomos, ya que uno de los objetivos de la etapa 0-3 años es “adquirir progresivamente autonomía en las actividades habituales”. En concreto, nos vamos a centrar en los objetivos específicos sobre la higiene, de los cuales podemos destacar los siguientes (Santiago; Arribas, 2016):   

  • Fomentar un correcto hábito de higiene personal. 
  • Hacer que el niño participe de manera placentera en su propia higiene.  
  • Incrementar la autonomía de su higiene personal. 
  • Iniciarse en el cuidado de objetos personales relacionados con la higiene. 

Para terminar, nos gustaría hablar sobre la importancia que tiene hoy en día la higiene. La pandemia que atravesamos, nos obliga a ser más estrictos con la higiene, debemos concienciar a los niños/as de la importancia de lavarse las manos con jabón, de no abusar del gel hidroalcohólico, y  de no tocar cosas ni llevarse nada a la boca.  

En lo que concierne a la higiene y el coronavirus, la OMS (2020), pone de manifiesto las siguientes indicaciones sobre las medidas recomendadas para la apertura de las escuelas, donde se establecen los nuevos hábitos de higiene que hemos de afrontar cada día: 

  • La importancia de la higiene y limpieza del entorno para limitar la exposición al virus.  
  • Informar y concienciar acerca de la importancia del lavado de manos, la higiene respiratoria, la obligatoriedad o no de las mascarillas, las cuales se deberán de proporcionar a todo aquel que lo necesite. 
  • Por último, se ha de crear un horario para el lavado frecuente de manos, dejando a disposición de la comunidad educativa, gel hidroalcohólico o jabón, así como agua limpia en las instalaciones escolares. 
Referencias

Luna, E. I. (2020). El momento del cambio de pañal. Aula de Infantil, 13-15. 

Rodríguez, Y. S., & Peñalver, I. A. (2016). Autonomía personal y salud infantil. Madrid: EDITORIAL SÍNTESIS, S. A. 

Moreno-Acero, I, Leyva-Townsend, P., y Parra-Moreno, C. (2019). La familia, primer ámbito de educación cívica. Civili-zar: Ciencias Sociales y Humanas, 19(37), 43-54. doi: 10.22518/usergioa/jour/ccsh/2019.2/a26. Recuperado de: https://revistas.usergioarboleda.edu.co/index.php/ccsh/article/view/V19n37a06/1194 

Lizandra, A. (2016). La higiene en educación infantil. Los talleres como recurso didáctico (p.4). Universitat Jaume I. Recuperado de http://repositori.uji.es/xmlui/bitstream/handle/10234/162225/TFG__Lizandra_Mac%C3%ADas%2c_Alba.pdf?sequence=1&isAllowed=y 

OMS (2020). Consideraciones para las medidas de salud pública relativas a las escuelas en el contexto de la COVID-19. Recuperado el 18-11-2020 de https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/332107/WHO-2019-nCoV-Adjusting_PH_measures-Schools-2020.1-spa.pdf?sequence=1&isAllowed=y 

Real Academia Española (2019). Definición higiene. Recuperado el 18-11-2020 de https://dle.rae.es/higiene 

Sheila Hormachea, Coral Sánchez y Carmen Santos, 2020.

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Entradas y salidas

Las entradas y las salidas son momentos de la vida cotidiana de las escuelas que en numerosas ocasiones son menospreciados y reducidos a meros momentos de intercambio de los alumnos/as. Sin embargo, estos momentos tienen una gran relevancia, pues constituyen espacios de encuentro personal y emocional que conectan dos mundos, la familia y la escuela. 

Las entradas son momentos generalmente caracterizados por la rapidez con la que se desarrollan. En este sentido es común que las familias lleguen a los centros educativos apresuradas y dejen a los niños/as en la fila, o directamente en las aulas.

En contraste con esto, deberíamos liberar a las entradas de prisas, para poder llevar acabo un recibimiento personal y humano además de físico, proporcionando a cada familia y alumno/a una atención individual. “Es necesario entender las entradas como un lugar y un tiempo para el encuentro. Un espacio que genere confianza y unas personas que también transmitan confianza en el centro, en un proyecto educativo que se «huela» y del que te sientas parte, desde la llegada” (López, 2004) 

En este sentido es también necesario cuidar los espacios físicos en los que se producen las entradas, siendo más enriquecedor que las entradas se lleven acabo en espacios comunes en los que se pueda agrupar a niños/as de distintas edades, sus familias y maestros/as. Estos espacios deben ser acogedores, estar repletos de imágenes de los niños y paneles de documentación (permiten acercarse al otro y conocerlo) y contar con diversas propuestas (una instalación, sofás para descansar, zona de lectura, espacios vacíos en los que encontrarse con el otro…). 

Por su parte, las salidas son momentos que al igual que las entradas se suceden de forma rápida y en los que hay que resolver imprevistos. En contraste con esta forma de ver las salidas, podemos entenderlas como momentos en los que transmitir información a las familias. No solo tenemos que informar a las familias de incidentes, sino que es de vital importancia mantener las vías de comunicación abiertas y entender las salidas como un espacio para comentar y trabajar cuestiones relacionadas con el desarrollo y la autonomía de los niños/as. Todo esto nos conduce a ver y entender las salidas como un acto que debe ser individual y mínimamente escalonado para poder atender a todas las familias. 

La despedida es un acto individual y consciente, que debe motivar el reencuentro del día siguiente (López, 2004)

Referencias

Herranz, R. L. (2004). » La entrada y salida» en la escuela. Aula de infantil, (18), 28-29. 

Ritscher, P. (2009). Sobre las propias piernas. Infancia: educar de 0 a 6 años, (115), 17-20. 

Susana Lorenzo, Sara Perales y Lucía Prieto, 2020.

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Comunicación familia-escuela

La educación de los niños involucra a distintos agentes educativos, principalmente la familia y escuela. Por ello es especialmente importante que exista una buena relación basada en la comunicación entre ambos, ya que así se involucran de manera conjunta en su desarrollo y pueden intercambiar información sobre él, sus progresos, sus dificultades, sus actividades fuera de la escuela… Es una manera de que la docente pueda comprender el contexto del niño y de que la familia conozca a la persona que se encarga de la educación del mismo, así como las cosas que suceden dentro del centro educativo (López-Herranz, 2004). 

La vida cotidiana tiene momentos que propician la comunicación entre familia y escuela, y, según Arnaiz (2012), permite mejorar la calidad de la identidad del niño  y dar respuesta a las necesidades del niño mediante el refuerzo de las relaciones personales entre sus referentes personales con el objetivo de conocer la vida del niño de forma más cercana.  

En este caso nos vamos a centrar en los momentos de entradas y salidas puesto que, por su carácter informal y su frecuencia, favorece el intercambio de información relevante entorno al niño y su contexto. Algunos de los temas que pueden surgir son: aspectos relacionados con la salud, conflictos, desarrollo de habilidades, conductas, intereses… Es muy importante que la profesora tenga en cuenta la ausencia de intimidad en estos momentos a la hora de transmitir cierta información (tanto verbal como corporal), la presencia del niño y la sensibilidad de la familia (Menendez, Ruiz y Rebaque, 2002).  

Una vez contextualizado lo que entendemos por la comunicación entre familia y escuela en los momentos de la vida cotidiana, vamos a exponer el análisis de los resultados de la escucha y la observación.  

Después de analizar los colegios de prácticas en los que hemos estado, podemos afirmar que la mayoría de centros no fomentan la comunicación con las familias, ni siquiera en la vida cotidiana. En las experiencias que hemos tenido la comunicación se basa en reuniones concertadas cuando hay un problema específico y claro, sin embargo en el día a día no se tiene en cuenta o solo de forma superficial para tratar temas relacionados con aspectos físicos (diarrea, estreñimiento, heridas, golpes, sueño…). Por lo tanto, consideramos que no aprovechan las oportunidades que brinda la vida cotidiana para comunicarse y en consecuencia entenderse, conocerse, apoyarse entre ambos y fomentar de forma conjunta el desarrollo óptimo del niño, tal y como exponen Arnaiz (2012) y López-Herranz (2004). 

Sin embargo, por lo trabajado en la asignatura Atención Psicoeducativa de 0 a 3 años y lo explicado al inicio del documento, la teoría dista mucho de la realidad que las tres hemos observado sobre este tema.  

Algún ejemplo de cómo puede llevarse a cabo la vida cotidiana para fomentar la comunicación entre familia y escuela y aprovechar los beneficios que tiene, podría ser: evitar que las entradas a la escuela sea un intercambio de niños en el que la familia deposita a sus hijos en la fila y la docente los recoge (a la inversa en las salidas), sino que haya un encuentro entre los agentes en el que puedan mantener una conversación. Otra posibilidad sería que la docente muestre interés y preocupación por conocer y entender los contextos de cada uno de sus alumnos, ya que consideramos que una de las barreras que dificultan la comunicación es que a las familias les cuesta más dar el paso por timidez o vergüenza. 

Por otro lado, una de nosotras expone que en uno de los centros donde ha realizado prácticas, la comunicación entre familia y escuela es más habitual y se lleva a cabo en la vida cotidiana con naturalidad. En las entradas al aula, la tutora sale al pasillo a recibir a niños y familias, ha saludarlas, charlar con ellas e invitarlas a entrar al aula. Aunque estaba más presente, es cierto que no se desarrollaba de una manera individual sino más bien global porque la docente no se detenía a hablar con cada uno, sólo con aquellos con los que surgía espontáneamente o con los que tenía que intercambiar algún tipo de información.  

Esto se acerca más a lo trabajado en clase ya que hay una comunicación más cercana y más frecuente que en el primer ejemplo. 

De todo ello, concluimos con la idea que expone Fabrés (2006) al remarcar la importancia de la manera en la que estos momentos se llevan a cabo puesto que definen la interacción entre ambos agentes educativos.

Referencias

Arnáiz, V. (2012). ¿Cómo se cuida la identidad del niño en nuestra escuela? Aula de Infantil, 65, 27-28. 

Fabrés, M. (2006). En el día a día nada es banal, nada es rutina. In-fan-cia, 100, 14-17.   

López-Herranz, R. (2004). Aula de Infantil. Revista Aula de Infantil, 18 

Menendez, L., Ruiz, J.M. & Rebaque, M.O. (2002). La tutoría en educación infantil. Praxis. 

Alejandra Massot, Leire Pérez y Rebeca Vega, 2020.

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Asamblea

La asamblea se crea con el fin de ofrecer un espacio de acogida para todos los niños y niñas dentro del aula. Es un espacio concreto que está destinado a la reunión del grupo-clase para tratar diferentes asuntos de interés de los niños y niñas u otros aspectos más imprevisibles que pueden ocurrir dentro de la escuela.

Se lleva a cabo diariamente, por lo tanto, se puede afirmar que las asambleas se incluyen dentro de las actividades de la vida cotidiana del niño. Con esta rutina de aula se busca construir relaciones de complicidad entre los menores y que el docente y los alumnos se conozcan mejor, estimulando así una participación más activa en la construcción de conocimientos.

Sin embargo, las asambleas que se llevan a cabo en las escuelas infantiles suelen desarrollarse a través de la realización de diferentes microactividades individuales.

Por lo tanto, se puede afirmar que, en la actualidad, las asambleas mantienen una apariencia de actividad grupal cuando en realidad, tienen un planteamiento totalmente individual. Las actividades que se realizan actualmente en las asambleas, por norma general, sólo las puede llevar a cabo un niño en concreto y se limita, entre otras cosas, a aprender a poner la fecha, a contar una experiencia personal o a observar el tiempo atmosférico, reduciendo así las posibilidades de una participación activa del resto de alumnado.

El resto de compañeros se limitan a escuchar y observar lo que el otro niño hace. Portillo (1997a; 1997b; 2000) fue una de las pioneras de nuestro país en defender la utilidad de las asambleas en la etapa infantil.

Según esta autora, las asambleas suponen una oportunidad única para que los niños desarrollen su competencia lingüística y su competencia social y cívica, pero también afirma que hay que prestar atención a la organización y a la utilidad que le demos a este tipo de rutinas, ya que también se pueden convertir en un arma de doble filo y que se lleven a cabo de una manera que no es la adecuada y que no aporta ningún valor educativo al niño.

Como hemos mencionado con anterioridad, la asamblea es una actividad que se realiza todos los días en las escuelas. Este hecho puede provocar que se convierta en una actividad monótona y repetitiva, lo que puede hacer que el niño o niña pierda el interés por ella y se reduzcan las posibilidades de que desarrolle ciertas habilidades comunicativas y sociales, y por consiguiente, pierda su utilidad educativa.

De manera que el docente debe propiciar un ambiente dentro de la asamblea que permita el desarrollo integral del niño o niña y, además, gestionar la comunicación del grupo creando oportunidades que les permitan a todos expresarse con libertad.

Referencias

Portillo, M.C. (1997a; 1997b; 2000). La asamblea de clase en EI: Un espacio para aprender a hablar y para construir(nos). En Sánchez Rodríguez, S. y González Aragón, C. (2016), La asamblea de clase en Educación Infantil: Un espacio para crecer como grupo (pp. 137-138). Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura. Facultad de CC. de la Educación. Campus Río San Juan. Universidad de Cádiz. Consejería de Educación de la Junta de Andalucía. Revista Iberoamericana de Educación. Recuperado el 15 de noviembre del 2020 en: https://rieoei.org/historico/documentos/rie71a06.pdf

Carlota Argos Bolado y Laura Jiménez Carrancedo, 2020.

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Alimentación II

Alimentarse no solo consiste en satisfacer las necesidades fisiológicas para conseguir un desarrollo físico, sino que este es el momento en el que se puede dialogar, adquirir  hábitos, actitudes, desarrollar destrezas culturales, sociales, entre otras. Es por ello, que en el centro educativo, se deben adaptar los comedores, los horarios, los espacios y la  planificación, para que los niños y niñas de la primera edad, estén estimulados y puedan apreciar las horas de la comida como períodos placenteros y de relaciones con otros (Organización Mundial para la Educación Preescolar, s.f).

Los infantes necesitan practicar, aprender nuevas cosas, ayudar y colaborar en las estos momentos. Cuando son muy pequeños, poco a poco van adquiriendo capacidades para morder y masticar (Guía Infantil, 2016). Asimismo, requieren de las manos para agarrar los alimentos, tocar y jugar con la comida es la mejor manera para que puedan aprender y conocer diferentes cosas (Pequelandia, 2017). Al mismo tiempo, imitan a sus personas cercanas, por lo que es importante saber qué ejemplo es el que transmitimos (Guía Infantil, 2016).

Cabe resaltar, que no solo es importante que los alimentos que se proporcionen sean saludables para obtener un desarrollo sano, sino que, los momentos de la comida se deben considerar como espacios educativos, en los que los niños y niñas hablan con sus familiares, sus compañeros, sus profesores, etc. Las zonas deben ser tranquilas y amplias, donde todos puedan participar en relación a sus capacidades (poniendo la mesa, recogiendo, ayudando), y dónde se tienen en cuenta las opiniones y/o gustos de cada uno (escoger con quien sentarse, qué comer y cuánto comer, a pesar de que, todo ello se supervise por un adulto) (Geis, 2016).

Ahora bien, es importante tener en cuenta el ambiente, la presentación de los platos, la cercanía de los cubiertos o cosas que se necesite, la colocación y el tamaño de las sillas y de las mesas acorde a la edad de los infantes. De esta manera, no necesitan depender constantemente de un adulto para acomodarse o para coger un tenedor. Es así cómo pueden adquirir una autonomía, además, de poder experimentar y conocer su alrededor  (Organización Mundial para la Educación Preescolar, s.f).

Atendiendo al papel que tienen los docentes, es necesario decir que deben ver este momento de comida como un proceso educativo más que se desarrolla en el colegio. El responsable del comedor, debe conocer perfectamente a los educandos, de tal manera que  sabe que le gusta, si tiene alguna alergia, su situación personal, etc., además, de poder conversar con sus familias habitualmente. Cabe decir que la comunicación es imprescindible en estos momentos, el adulto ha de presentar los alimentos, explicar qué es lo que hay para comer (si es carne o pescado), que cubiertos necesitamos y, qué normas se deben cumplir y respetar (Organización Mundial para la Educación Preescolar, s.f).

Referencias

Geis, A. (2016). La hora del almuerzo en la escuela infantil: Un momento educativo. Aula de Infantil, 87, 9-13. https://bit.ly/3fmjQSc

Guia Infantil (Ed.) (2016). Alimentación para niños de 2 a 3 añoshttps://bit.ly/3fk2bKZ

Organización Mundial para la Educación Preescolar (Ed.) (s.f). Aprender a comer en la Escuela Infantil. Experiencias Educativas. https://bit.ly/332xCVg

Pequelandia (Ed.) (2017). La alimentación del niño de 1 a 3 años: Consejos para padres. Escuelas Infantiles Privadas. https://bit.ly/2KkO3FU

Noelia Puente Revilla y Cristina Vela Castillo, 2020.

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Educación Infantil

Alimentación I

Alimentación en la escuela 0-3

La alimentación es una actividad cotidiana que tiene lugar todos los días. Por ello, los adultos tendemos a no darle la importancia que realmente tiene, viendo estos momentos como un proceso de ingestión de alimentos por pura supervivencia o necesidad, perdiendo el placer por comer, por relacionarse o aprender (Ritscher, 2010).

En estos momentos siempre ocurren sucesos diferentes, ya que como Rabotti (2020) comenta, se entrecruzan relaciones, palabras, juegos o sentimientos, entre otros. Por ello, es importante prestar especial atención, incluso a los pequeños detalles, y acompañar a los niños y niñas en estos actos para favorecer su autonomía y desarrollo personal. De esta manera, a continuación se definirán una serie de criterios que desde nuestro punto de vista definirán este acto en una escuela infantil 0-3 años.

En primer lugar, en cuanto a los espacios, es primordial que los centros escolares infantiles de 0-3 años cuenten con una cocina propia. De esta manera, los niños y niñas podrán comer comida recién hecha y casera y no proporcionada por un catering, ya que es comida precocinada.

Además, la cocina puede ser utilizada como una especie de “laboratorio” donde puedan interactuar con la comida. De este modo, la hora de comer será un momento esperado y con el que disfrutarán (Ritscher, 2010). Siguiendo la misma línea, la escuela infantil tiene que proporcionar alimentos de calidad, es decir, tiene que promover y fomentar una alimentación saludable.

Por otra parte, también se debe prestar atención al ambiente que rodea a esta actividad, evitando y eliminando todo tipo de ruidos, conflictos, momentos desagradables, televisiones o juguetes, entre otros, ya que esto puede derivar en que los niños/as se distraigan y no quieran comer.

Otro aspecto importante a tener en cuenta es el mobiliario y los cubiertos Estos deben ser ajustados al tamaño de los niños para no dificultar el proceso de comer.

Por último, es recomendable organizar a los niños/as por turnos (dependerá del número de niños/as) para que el docente pueda conceder el tiempo necesario para este acto, así como establecer una relación de confianza con cada uno de los niños/as mediante la interacción entre ellos. De esta manera, el momento de la comida se convertirá en un espacio de aprendizaje donde los niños/as tendrán la oportunidad de desarrollar y potenciar su autonomía, la comunicación y sus relaciones con la maestra y los compañeros (Sensat, 2019).

Por otro ladolas actividades de la vida cotidiana que se llevan a cabo en la escuela difieren bastante de la realidad, siendo mucho más rápidas y estresantes (Ritscher, 2010). Además, dado que los adultos tenemos este acto interiorizado, tendemos a no captar los procesos ni los éxitos de los niños. Por ello, es importante planificar intencionadamente qué queremos que suceda (Blasi, 2003). 

Del mismo modo, es imprescindible que los tiempos de la comida se parezcan más al tiempo subjetivo de los niños/as. De esta manera, los momentos relacionados con la alimentación tienen que ser flexibles, adaptándose y ajustándose a los ritmos individuales de cada niño/a (Fabrés, 2006). En la misma línea, los tiempos de comida no se deben prolongar más de lo necesario, ya que hay niños/as que no pueden estar sentados en una silla durante mucho tiempo, otros/as que necesitan poco tiempo para comer, mientras que otros/as necesitan disponer de más tiempo para llevar a cabo este acto (Thió, 2011). 

Por todo ello, el docente tiene que cuidar su comportamiento y adaptarse a las necesidades de cada niño/a a la hora de comer. La paciencia y la empatía son actitudes que tiene que tener. Asimismo, es importante que durante la comida el docente interaccione con el niño/a, explicándole en todo momento lo que se está haciendo.

Además, es fundamental que si se realiza algún pacto con el niño/a se cumpla, porque se puede sentir engañado (Thió, 2011). Del mismo modo, el docente no tiene que fijarse solamente en sí el niño/a ha comido todo, sino que tiene que centrarse más en cómo está comiendo para saber cuáles son sus logros y cuáles sus dificultades y así ayudarle (Ritscher, 2010).

Por último, es importante dejar a los niños/as que experimenten, que sean ellos/as mismos quienes decidan cómo comer, así como servirse su propia comida. Por lo tanto, dejarles libertad es necesario, ya que así el momento de la comida será divertido, entretenido y atractivo (Thió, 2011). 

Referencias

Blasi, M. (2003). La vida cotidiana de 0 a 6 años. Aula de Infantil, 11. 5-10. 

Fabrés, M. (2020). En el día a día nada es banal, nada es rutina. Revista In-fan-cia, 100, 14-17.

Ritscher, P. (2010). Comer con todo detalle. Infancia: Educar de 0 a 6 años. 119, 25-27. 

Sensat, R. (2019). Una mirada a las rutinas cotidianas. Infancia en Europa hoy. Infancia, 1.

Thió, C. (2011). La comida más allá de la nutrición: autonomía, autoestima, responsabilidad. Aula de Infantil, 59, 44-45.

Raquel Gómez Ruiz y María Cristina Ocejo Arce, 2020.