“Si por materiales queremos indicar todo lo que puede servir para hacer algo, que sirve para producir, para inventar, para construir, tendríamos que hablar de todo lo que nos rodea, del agua a la tierra, de las piedras a los animales, del cuerpo a las palabras… incluso a los prados y a las nubes” (Tonucci, 1990 en Vila & Cardo 2005, p.47).
Los materiales naturales son todos aquellos objetos que forman parte de nuestra vida, dan calidad a la creatividad y el juego, como los utensilios de cocina, los alimentos, los objetos que nos ofrece la naturaleza, etc. (Vila & Cardo, 2005). Sin embargo, nosotras nos vamos a centrar en estos últimos, entre los que tendremos principalmente piñas, palos y piedras.
Ya que, como se recoge en el decreto 143/2007 del BOC (2007), uno de los principios pedagógicos de esta etapa de Educación Infantil es que los niños descubran las características físicas y sociales del medio en el que viven, algo que llevaremos a cabo a través de la manipulación y experimentación de estos materiales naturales.
En la medida en la que, como afirman Vila & Cardo (2005), son beneficiosos por varias razones: ofrecen una amplia variedad de sensaciones al manipularlos, poseen diversas cualidades que los materiales de mercado no ofrecen, ayudan a crear espacios de juego, estimula la creatividad, la curiosidad y las ganas de aprender, ofrecen información del entorno en el que nos encontramos y hacen que se aprovechen los espacios exteriores de la escuela como lugares educativos. Además, los tenemos a nuestra disposición y son baratos.
Y, es que, no podemos olvidarnos de que “los niños tienen la necesidad de explorar el entorno para conocer y comprender la realidad que les rodea, disfrutando de un juego manipulativo, a la vez que van creando sus propias experiencias sobre las cualidades de cada elemento” (Sugrañes et al, 2012, p.74). Por ello, resulta muy enriquecedor abrir la escuela al contexto natural que nos rodea.
“La persistencia de un mismo material no puede estimular al niño a mantener su interés, ni tampoco satisfacer la viva e incansable curiosidad que tiene por el mundo que le rodea, del cual, cada vez es más consciente” (Goldschmied, 2000, p.49).
Por último, cumpliríamos con un de los objetivos recogido en el artículo 5 del currículo del primer ciclo de Educación Infantil: h) Fomentar el desarrollo de las capacidades sensoriales
y perceptivas para favorecer la curiosidad por el entorno inmediato y por los elementos que lo configuran, atribuyéndoles una significación.
Además, todos estos materiales naturales también nos permiten trabajar los contenidos de las distintas áreas del currículo, como, por ejemplo, la lógico-matemática o la expresión artística.
Goldschmied, E. y Jackson, S. (2000). La educación infantil de 0 a 3 años. Madrid: Morata.
Sugrañes, E., Alós, M., Andrés, N., Casal, S., Castrillo, C., Medina, N. & Yuste, M. 2012. Observar para interpretar. Actividades de vida cotidiana para la educación infantil (2-6). Barcelona: Graó
Vila, B., & Cardo, C. (2005). Materiales de exploración. En B. V. Cardo, Material sensorial (0-3 años) Manipulación y experimentación (pp. 47- 49). Barcelona: Graó
Se entiende por materiales a “todo el amplio campo de los objetos que se ponen a disposición de la infancia. Se trata también de instrumentos u objetos que pueden servir como recurso para que, mediante su manipulación, observación, lectura… se ofrezcan oportunidades de aprender. Su valor reside en las posibilidades de acción y relación que proporcionan.” (Red territorial de Educación Infantil en Cataluña, 2012).
Dentro de los materiales, podemos encontrarnos varios tipos, materiales que permitan experimentar, observar…, materiales que permitan desarrollar el pensamiento lógico, materiales que permitan representar, materiales que tienen como objetivo el desarrollo del lenguaje oral, o materiales para la expresión plástica. Sin embargo, los que se van a destacar en este trabajo son en concreto los materiales naturales y de la vida cotidiana. “Los materiales naturales son aquellos que podemos encontrar en nuestro entorno más cercano. Es decir, son objetos que forman parte tanto de la naturaleza como objetos de nuestra vida diaria” (Materiales sensoriales 3-6 años: manipulación y experimentación, 2005).
Además, existe una diversidad de materiales naturales, más que los que podemos imaginar. Por ejemplo, algunos de estos pueden ser piedras, arena, macarrones, palos, hierba, tierra, conchas, flores, utensilios de cocina, entre otros muchos.
Gracias a los materiales naturales, los niños tienen la posibilidad de explorar el mundo que les rodea a través de la relación que establecen con los objetos.
Este tipo de materiales ofrece una multitud de beneficios a los infantes, desde sensoriales hasta lúdicos.
Un gran beneficio que ofrecen, en cuanto a la interacción con estos, es la capacidad que adquieren los niños de aprender las propiedades reales que tiene cada material. Por ejemplo, si en el aula trabajamos con arena natural, los niños aprenden cuál es su textura, su olor, su peso… mientras que con materiales comprados o de plástico esto sería imposible. Por otro lado, si conocemos la realidad a través de sus características, debemos ofrecer la oportunidad de que los alumnos interactúen con materiales naturales para que observen lo que sucede.
También cabe destacar que un gran beneficio de llevar al aula materiales naturales es la gran capacidad sensorial que estos otorgan. Estos no los pueden tener los materiales comprados, a pesar de que intenten imitar los materiales naturales. Es más, estos materiales naturales ayudan al niño a conocer su entorno, así como a establecer una conexión entre lo que se encuentra en el interior y fuera del aula (Red Territorial de Educación Infantil en Cataluña, 2012 citado en Ceballos, 2019).
En definitiva, los materiales naturales promueven la acción, el juego, las ganas de aprender, la experimentación y el aprendizaje. Despiertan también el pensamiento crítico en ellos ya que deciden cómo utilizar los materiales libremente cuando los tienen delante y pueden manipularlos. (Materiales sensoriales 3-6 años: manipulación y experimentación, 2005)
Referencias
Ceballos, N. (2019). Materiales. [Material docente]. Recuperado del sitio web de Universidad de Cantabria, Aula Virtual, Moodle.
Florez, C. C., & Saborit, B. V. (2005). Materiales de exploración. En Florez, C. C., & Saborit, B. V. Material sensorial (0-3 años): Manipulación y experimentación (Vol. 8) (47-49). Barcelona: Graó.
Sara Aragón Ruiz de Villa, Rebeca Barros y Celia Gómez, 2020.
Antes de comenzar a explicar y entrar en profundidad en los materiales naturales en el juego, debemos de partir de la base de que los materiales naturales son una fuente inagotable de estímulos para los más pequeños.
El uso de materiales naturales en el aula de Educación Infantil es el tema escogido para la realización del proceso de documentación. Nos interesa conocer los beneficios del uso de materiales naturales en el aula, descubrir sus ventajas y como utilizarlos como herramientas de aprendizaje.
Los materiales naturales son todos aquellos materiales que se encuentran en la naturaleza. Existen tres tipos: materiales vegetales, animales y minerales.
Los materiales naturales como medio educativo permiten al niño y a la niña acercarse al medio ambiente, al contexto que les rodea y a conocer las características del mismo. Además, gracias a ellos aprenden que se puede jugar con elementos que nos proporciona la naturaleza, descubren que un mismo material puede utilizarse para muchas cosas, que no es necesario comprar materiales o juguetes ya que estos están siempre a su disposición y descubren que son, igual de interesantes o más, que los materiales artificiales.
Estos materiales naturales permiten a los más pequeños conocer y adentrarse en una de las problemáticas que más nos está afectando, la ambiental. Que los más pequeños aprendan el valor de reutilizar y de reciclar es fundamental para poner freno a estos problemas ambientales, como el cambio climático, la contaminación, deforestación, la escasez de agua, la extinción de especies… es fundamental, ya que ellos son el futuro y cuanto antes comprendan la importancia de tener una mirada ambiental mayor será el cambio.
Además de lo mencionado, los materiales naturales benefician y potencian la capacidad de los niños y de las niñas de observación, de exploración y de aprendizaje por descubrimiento.
Destacamos la importancia del aprendizaje por descubrimiento, mediante el cual, el alumnado poseerá conocimientos o ideas a medida que los vaya descubriendo por sí mismo. La escuela tiene una responsabilidad fundamental y es conseguir hacer de cada niño y de cada niña pensadores críticos y creativos.
Una forma de encaminar a los infantes hacia la construcción de esquemas propios es que estos descubran por ellos mismos los conocimientos ya que, de esta forma serán capaces de organizar la información y de relacionarla con conocimientos previos. En conclusión, serán capaces de aprender y organizar informaciones con el fin de utilizar esos conocimientos posteriormente de la manera más correcta posible.
El aprendizaje por descubrimiento genera y potencia en los niños y niñas la confianza en ellos mismos, además de la estimulación intelectual y la motivación para la resolución de conflictos, que conllevará la formación de un pensamiento creativo.
Por ello, el trabajo con materiales naturales, materiales que normalmente son conocidos por el alumnado, sencillos, de fácil acceso y con numerosas posibilidades de uso, es fundamental para que construyan significados propios.
En la vida cotidiana de los más pequeños existen infinidad de vivencias y materiales que pueden ser potenciadores de la adquisición de conocimientos y del desarrollo del pensamiento crítico, como, por ejemplo, una hoja flotando en el agua, como cambian las hojas de los árboles según la estación del año…
Como docentes debemos partir de esas situaciones y utilizar los distintos materiales naturales con actividades que propicien distintos conocimientos y aprendizajes. Debemos programar y planificar las actividades en relación a la etapa de Educación Infantil a la que va dirigida y teniendo siempre en cuenta sus propios intereses; recoger, organizar y preparar los materiales naturales que consideremos oportunos en relación a la estación del año, a los conocimientos que pretendemos transmitir, etc.
Es fundamental presentar los diferentes materiales con cuidado, bien organizados, con limpieza y con un acceso fácil a ellos. Además, para crear un buen ambiente en el aula, es necesario tener en cuenta la riqueza y la variedad de los materiales, que les sean familiares, y, sobre todo, debemos evitar la sobreestimulación o, por el contrario, la ausencia de la misma. Un ambiente de seguridad, confortabilidad, con buena iluminación y temperatura para que los infantes puedan gracias a la posibilidad de estos materiales naturales, agrupar, ordenar, clasificar, manipular, introducir, rodar… relacionarse e interaccionar con sus iguales y con adultos, realizar juego simbólico, concentrarse y desarrollar capacidades con diferentes retos que estos supongan, y una larga lista de etcéteras.
La documentación hace referencia a “un proceso que hace visibles las actividades cotidianas, los retos, las posibilidades, los procesos y los pensamientos de los niños y los adultos y que se abre al debate y la reflexión “(Carr y Lee 2012; Dahlberg, Moss y Pence 2007; Picchio, Di Giandomenico y Musatti 2014; Rinaldi 1998). Este proceso es relevante tanto para dar visibilidad sobre el trabajo de la escuela a la gente ajena a ella o no, como para estudiar los procesos que se llevan a cabo dentro de esta. Dado que el proceso de documentación permite mostrar la idea de escuela y de infancia, hace que las personas puedan entrever qué idea de educación se quiere mostrar. Es por esto por lo que este proceso de documentación se va a centrar en los materiales que utilizan los niños dentro de la escuela de infantil (0-3 años).
Los materiales son una parte fundamental en la etapa de 0-3 años, son instrumentos que sirven como recurso para la manipulación, observación, lectura, etc., de este modo se ofrecen distintas oportunidades para aprender, debido a las posibilidades de acción que estos proporcionan a los alumnos. Autores como Doménech y Viñas (1997), consideran que los materiales juegan un papel muy importante en el proceso de enseñanza aprendizaje y considerando su papel mediador entre el educador y el entorno que lo rodea.
En la etapa de 0-3 años gran parte del tiempo lo invierten jugando, y es importante que a su vez vayan desarrollando de manera inconsciente diferentes capacidades en su desarrollo. Para que este desarrollo se lleve a cabo es necesario que los materiales estén presentados de manera que capten su atención y estén a su disposición siempre y cuando ellos lo requieran, además es imprescindible hacer una buena elección de los materiales que se les van a presentar a los alumnos en el aula, para que de este modo se promueva el aprendizaje, la acción, la relación entre iguales, el juego, etc.
Los materiales en los que nos centraremos para llevar a cabo este proceso de documentación serán materiales naturales, es decir, objetos que provienen de la naturaleza y, por tanto, el niño puede encontrar en su vida cotidiana, como hojas, rocas, arena, palos, etc. También nos centraremos en los materiales artificiales, estos son fabricados a raíz de los materiales naturales, como, por ejemplo, el papel, cartón, vidrio o plástico.
El juego simbólico como punto de partida. Desmenuzando la palabra podríamos hablar de dos conceptos: Por un lado, el juego, necesidad fundamental de todo niño/a para conocer y apropiarse del mundo que les rodea, es el motor del desarrollo. Por el otro, simbólico, “hacer como si”, se trata de toda aquella realidad creada por los niños/as. Según J. Piaget (1.896-1.980), este proceso corresponde al equilibrio entre asimilación y acomodación. Es decir, enfrentarse a un estímulo del ambiente y después modificar nuestra conducta ajustándose a las condiciones externas.
Esta tipología de juego aparece, según las etapas del desarrollo cognoscitivo de Piaget al finalizar el periodo sensorio motor, previo al paso del preoperatorio, entre los 2 y 7 años, pero de manera espontánea a medida que el sujeto adquiere la noción de objeto permanente, simulando situaciones, personas u objetos no existentes. Comprende que, aunque el objeto no esté frente a sus ojos, sigue existiendo. Además, existe una subdivisión en etapas de: juego pre simbólico y juego simbólico,
Existe una sucesión de etapas según su edad evolutiva, dependiendo de si juegan solos o en compañía adulta o de sus iguales (juego individual en soledad, paralelo de ambos niños/as pero sin relación o compartido y cooperativo), si son juegos estructurados o sin lógica organizativa, y la presencia o desaparición del egocentrismo y los roles sociales. Todo ello, con objetivos comunes de favorecer al aprendizaje significativo, beneficiar la motricidad fina, permitir la socialización y un nuevo modo de comunicarse.
El juego simbólico supone grandes beneficios en el desarrollo infantil, estimula la creatividad y la imaginación, a través de los juegos que conllevan roles, diálogos, creación de personajes y descripciones. Como, por ejemplo, jugar a papás y mamás, a curas de médicos, a inventar una peluquería, disfrazarse, a simular escenas de la vida cotidiana, etc. Comienzan simulando escenas cotidianas, después incluyen roles y emociones ficticias.
Posteriormente sustituyen objetos y crean escenografías complejas. Todo ello permite al sujeto representar situaciones mentales y desarrollar habilidades cognitivas, así como promover el uso eficaz del lenguaje hablado, ya que generan ricas interacciones en la narración de los roles y la negociación. Esta inteligencia interpersonal genera el aumento de su capacidad socioemocional.
Todo el conjunto de aprendizajes de manera indirecta que conseguimos con el juego simbólico deja a relucir las consecuencias positivas para la primera infancia: enriquecimiento del léxico en vocabulario, estímulo de lenguaje simbólico, creatividad, imaginación, habilidades sociales (amistad, empatía y cooperación), aumento capacidad intelectual y motora. Ayuda a estructurar el pensamiento, a asimilar nuevas conductas, influencia en sentir curiosidad, experimentar y necesidad de conocer la realidad. No son limitadas posibilidades de acción, sino todo lo contrario. Aflora la libertad de los niños y niñas y ayuda a forjar su propia personalidad y su identidad. Partiendo de sus capacidades e intereses.
Los niños y niñas durante la primera infancia desarrollan una multitud de tipos de juegos, pero el juego por excelencia a partir de los 2 años hasta los 7 años es el llamado juego simbólico. Este consiste en un tipo de juego que surge de forma natural, los niños y niñas imitan situaciones, objetos y personajes que en ese momento no están presentes utilizando diversos materiales que están a su alcance y desarrollando su capacidad de imaginación.
A pesar de que el juego simbólico es el juego por excelencia a partir de los 2 años, aparece antes concretamente sobre los 8 meses con el juego presimbólico. Normalmente, los niños y niñas llevan a cabo este tipo de actividades por su cercanía a las situaciones planteadas (Pecci et al, s.f).
Se pueden encontrar una gran cantidad de beneficios acerca del uso del juego simbólico en las aulas de educación Infantil.
Entender y asimilar el mundo que les rodea, así como los diferentes roles establecidos en la vida de los adultos (Pecci et al, s.f).
Habilidades sociales, fomentando la cooperación y la socialización (Roldan, 2020).
Resolución de problemas y de esta forma trabajando la toma de decisiones (Roldan, 2020).
Desarrollo del lenguaje, puesto que a la hora de llevar a cabo el juego simbólico suelen verbalizar lo que van realizando (Pecci et al, s.f).
Expresar sus sentimientos a través del desarrollo de la empatía y la canalización de las emociones (Roldan, 2020).
Desarrollar la imaginación y la creatividad de los niños y niñas (Pecci et al, s.f).
Dentro del juego simbólico podemos encontrar una gran variedad de juegos, como, por ejemplo, jugar a las cocinitas, a mamas y papas, imitar diferentes profesiones, a animales, uso de disfraces, entre otros (Mama Juana Banana, s.f)
Pecci, Mª.C., Herrero, T., López, M. & Mozos, A. (s.f). El juego en el desarrollo infantil. En Mª.C. Pecci, T. Herrero, M. López & A. Mozos. (E.d) El juego infantil y su metodología. McGraw-Hill Interamericana de España. https://bit.ly/38YWAsG
Roldan, M.J. (2020, junio 11). Que es el juego simbólico: etapas y ejemplos. Para Bebés. https://bit.ly/3nGp3Ym
Ana Ruiz Domingo, Tania Barrigón Ruiz y Nerea Agüera Rodríguez, 2020.
El juego según Piaget (1966) está plenamente relacionado con el desarrollo infantil debido a que es un elemento esencial para el correcto desarrollo físico y psíquico del menor. Además, afirma que este elemento permite al niño formar tanto su personalidad como conocer las características del entorno que le rodea de una manera más eficaz.
En relación a lo educativo, este autor establece que ayuda al niño a adquirir sus capacidades motoras, mentales, sociales, afectivas y emocionales, así como despertar su interés por observar y explorar el mundo que le rodea. De esta forma, como afirma López (2010):
El juego se convierte en un proceso de descubrimiento de la realidad exterior a través del cual el niño va formando y reestructurando progresivamente sus conceptos sobre el mundo. Además le ayuda a descubrirse a sí mismo, a conocerse y formar su personalidad.
Centrando nuestra atención en el objeto de documentación, el juego simbólico dentro de las etapas de desarrollo establecidas por Piaget, se sitúa en la etapa preoperacional (2-7 años) (Valdes, 2014). Es aquel a través del cual el niño recrea la realidad, es decir, jugar “como si…”. En él, el niño reproduce situaciones de la vida cotidiana en las que aparecen temas complejos, usualmente inexistentes en las aulas, como, por ejemplo, enfermedades, muerte, problemas en el hogar…
De esta manera, el propio juego les sirve para experimentar sus emociones, recrear y transitar temas conflictivos a los que van a tener que hacer frente en su vida. A partir de este recrean situaciones que les permiten prepararse para el momento en el que lo tengan que vivir.
Freud aborda el juego simbólico como una parte de la realidad representada de una manera particular, en la cual el niño crea y organiza su propio mundo (Landeira, 1998). Del mismo modo, Piaget (citado en Bofarull, 2014) considera el juego simbólico como el momento álgido del juego infantil en el que crea su propio mundo a través del que poder asimilar el mundo real, “el mundo adulto”. En él asume distintos roles sin las limitaciones impuestas por los adultos. Por otro lado, Vidal (2014) lo define como aquel juego en el que los objetos se transforman en elementos no presentes.
En conclusión, los autores anteriormente mencionados (Piaget, 1996; Landeira, 1998; Valdes 2004; López, 2010; Bofarull, 2014; Vidal, 2014) coinciden en que el juego simbólico es una parte fundamental de la etapa infantil, en el cual lo importante no son los objetos ni acciones, sino lo que el niño al jugar representa con ello.
El juego, como menciona Huizinga (1984), es una actividad voluntaria con límites espaciales y temporales, basada en una regla aceptada libremente y en un fin. En ella, se desarrollan sentimientos de alegría y tensión, así como la conciencia de experimentar algo diferente a lo que ocurre en la vida.
Esta actividad, muy al contrario de la fama que ha recibido en la educación, no es una ocupación perniciosa que se deba de reducir. El juego libre son acciones fundamentales para el desarrollo de los niños y por ello no debería de ser la actividad a la que tengan acceso cuando han terminado lo que la maestra considere académico porque, de esta manera, les está impidiendo realizar una actividad muy necesaria para su crecimiento.
Asimismo, tampoco sirve emplearlo a modo de pseudojuego para trabajar los contenidos curriculares porque pierde su esencia y desnaturaliza la propia actividad (Hoyuelos, 2015). En este sentido, es necesario tener clara la idea que explica dicho autor sobre que el juego es una actividad incierta, imprevisible y esto es lo que la hace tan fascinante.
En estos momentos de juego libre los niños imaginan qué podría ocurrir, se sienten de maneras diferentes, prueban cosas, imaginan, etc. Los pequeños emplean el juego para recorrer caminos que, de otra manera, no lo conseguirían (Hoyuelos, 2015).
Además, a través del juego los niños ponen en práctica su capacidad de ver todo lo que les rodea desde una perspectiva poética, aun siendo temas tan complicados como la soledad, el abandono, la amistad, etc. En multitud de ocasiones los niños emplean el juego como herramienta para tratar todos esos temas que los adultos tendemos a evitar que conozcan o sean conscientes de los mismos.
Sin embargo, no somos conscientes de la gran capacidad de comprensión y gestión poética, sorprendentemente natural, que desarrollan los niños a través del juego para tratar dichos temas que consideramos inapropiados para su edad.
Otra característica de esta actividad lúdica es que es propia de la infancia porque los adultos no podemos jugar, intentamos representarlo de la mejor manera posible, pero no formamos parte del juego como sí que lo hacen los niños. Puede que por ello nos estemos preguntando constantemente la finalidad del mismo, como si tuviese que ser una actividad basada en la lógica. Esto no quiere decir que el juego sea incoherente, muy al contrario, los que se encuentran inmersos en el mismo son capaces de percibir e interpretar su sentido (Hoyuelos, 2015).
Por otro lado, en los momentos de juego libre los niños se verán influidos por su edad y los materiales proporcionados. Pueden desarrollar un juego presimbólico o simbólico, aunque este último aumenta entre los dos y los cinco años de edad (Gallardo & Gallardo, 2018). En este sentido, resulta fundamental tener en cuenta que los diversos tipos de materiales provocan diferentes tipos de juego.
Referencias
Gallardo, P & Gallardo, J.A. (2018). Teorías sobre el juego y su importancia como recurso educativo para el desarrollo integral infantil. Revista Educativa Hekademos, 24.
Hoyuelos, A. (2015). Cultura de la infancia y ámbitos de juego. En Hoyuelo, A y Riera, M.A. Complejidad y relaciones en educación infantil. Barcelona: Rosa Sensat.
Huizinga, J. (1984). Homo Ludens. Madrid: Alianza.
Sofía Cuevas Llorente y Lucía Martínez Gutiérrez, 2020.
En el Artículo 31 de la Convención de los Derechos del Niño se reconoce su derecho al juego libre y espontáneo. Asimismo, Molina (2008) nos habla sobre el poder transformador que tiene este juego en los niños, ya que mediante esta actividad estos van representando la realidad que conocen.
En Educación Infantil el juego libre se debe contemplar y valorar como un derecho y necesidad del niño para su desarrollo íntegro. Por ello, es de suma importancia darle y reconocer el valor de este momento en el contexto escolar.
Los docentes de Educación Infantil consideran el juego como un momento formativo que favorece al desarrollo evolutivo de los niños, por ello, existe una mayor implicación de estos en la observación y en la evaluación de este momento como una actividad educativa.
Sin embargo, en la realidad escolar la escasa ayuda por parte del equipo directivo, la opinión de las familias y el límite que establecen los horarios de aula son las principales barreras que tienen que superar los docentes para poder ofrecer a los niños espacios y momentos de juego fructíferos y significativos (Mañós, Balagué, Virgili, & Montalá, 2019).
Desde nuestra experiencia como docentes en las aulas de prácticas, este momento no se contemplaba como valioso, sino que se llevaba a cabo en los tiempos que sobran al terminar ciertas actividades como la realización de fichas u otras dinámicas escolares.
Desde esta perspectiva, el juego adquiere una concepción rígida, en la que se guía por pautas y normas impuestas por el maestro en los momentos restantes del día. Esto lo convierte en una actividad dirigida, sin dar lugar a la experimentación y creatividad de los niños que, por lo tanto, no responde a sus necesidades.
Las características que debe tener el juego libre, según Cuba &Palpa (2015), y que nosotras compartimos como alumnas de Magisterio, son las siguientes: es un proceso natural e individual puesto que cada niño es el protagonista de su propia acción; a través del juego simbólico que se da en esta actividad espontanea de los niños pueden construir sus propios esquemas conceptuales; este momento debe resultar divertido y placentero para el niño; debe estar acompañado de una flexibilidad que permita a los niños una libertad para hacer y deshacer a su antojo; finalmente, el juego libre no es un medio a través de cual se llega a un fin, sino que tiene significado en sí mismo.
Todas estas características podrían y deberían ser aplicables a un aula de Educación Infantil, por lo que creemos que debemos dejar atrás ese concepto de que el juego libre es algo que se da en momentos sobrantes del día, sino que tiene un significado propio y resulta fundamental para el desarrollo íntegro de los niños.
A continuación, presentaremos una propuesta de documentación del juego libre que llevaríamos a cabo dentro de nuestras aulas de Educación Infantil como docentes. Esto sería una guía sobre cómo documentar este proceso natural que se desarrolla en el contexto escolar del niño.
En primer lugar, nuestro objeto de estudio será nuestra propia aula de Educación Infantil, concretamente un aula de tres años. Nuestra intención es realizar un seguimiento de este grupo a lo largo de los nueve meses de curso escolar.
La documentación se llevará a cabo a través de un instrumento de recogida de datos, un cuaderno de registro, en el que anotaremos las conductas observables que sean más significativas durante el juego libre. Este proceso se presentará a las familias a través de dos medios que responden a necesidades y momentos diferentes.
Por un lado, diseñaremos un panel expositivo que colocaremos en un lugar visible en la entrada del aula. Las docentes modificarán el panel con una regularidad mensual. Por otro lado, nos apoyaremos en una presentación de PowerPoint que mostraremos en cada reunión trimestral con las familias. Este formato nos permitirá añadir fotografías y videos que nos acompañarán en la narración que contaremos sobre la historia de lo que ocurre en el juego que se da en la escuela.
Partiendo de la convicción de que el momento de juego se aprovecha mejor a partir de la creación de propuestas, planteamos diferentes propuestas que se den de forma natural y espontánea, favoreciendo el disfrute de los niños y la eficacia para un mejor proceso de documentación.
Estas propuestas deben tener en cuenta las siguientes pautas. Primero, debemos asignar al juego libre un tiempo específico dentro de nuestra programación, otorgándole de esta manera, la importancia inherente que posee. Asimismo, es fundamental que este proceso no se desarrolle siempre en la misma aula, sino que los alumnos tengan la oportunidad de experimentar en otros espacios (pasillos, patio, aulas de otros grupos, biblioteca). De esta forma, los niños irán adquiriendo una sensación de continuidad que reforzará en ellos un sentimiento de pertenencia al centro como comunidad y al propio grupo al que pertenecen.
En estos espacios de juego es imprescindible la disposición de distintos materiales, así como su accesibilidad para los niños. Además, estos han de estar disponibles para que los niños puedan hacer uso de ellos. Como maestras, tratamos de darle sentido e interpretar las acciones y conductas que presentan los niños en los diferentes momentos y etapas del juego.
Desde una visión más objetiva, contaremos sistemáticamente lo que va realizando el niño a medida que el proceso de juego avanza. La información que volcaremos en el panel expositivo mensual será de carácter objetivo. Es decir, una vez registrados los hechos significativos a lo largo del juego libre del alumnado en nuestro instrumento de recogida de datos, los seleccionaremos de manera neutral respondiendo a preguntas como: ¿qué han hecho? ¿cómo lo han hecho? ¿con qué lo han hecho? ¿con quién lo han hecho? ¿cuándo lo han hecho?
Sin embargo, en cuanto a la presentación de PowerPoint que queremos realizar en las reuniones trimestrales, pretendemos exponerlo de forma más subjetiva, entrado en los posibles significados e interpretaciones que tienen las acciones llevadas a cabo por los niños, respondiendo a preguntas como: ¿por qué lo han hecho? ¿por qué no lo han hecho? ¿por qué cada niño actúa de forma distinta ante el mismo estimulo? ¿qué pretende conseguir actuando de esa manera?
Por lo tanto, buscamos informar a las familias sobre las conductas innatas de la infancia en el juego libre a través de nuestra interpretación pedagógica. El medio a través del cual expondremos nuestra documentación a las familias será mediante un panel expositivo y una presentación de PowerPoint. El panel expositivo se realizará de la siguiente manera: en una hoja A3 pegaremos fotografías de acciones que llevan a cabo los niños acompañadas de un texto descriptivo de dicha imagen colocadas cronológicamente.
Por otro lado, el PowerPoint será una herramienta de apoyo visual para las familias (imágenes y vídeos). Esta representará las historias narradas por las maestras que ocurren en la escuela durante el juego libre de los niños. Este medio nos ayudará a explicar a las familias los significados y representaciones que tienen las acciones de los niños cuando se relacionan en un ambiente natural como es el juego.
Para concluir, nos gustaría señalar la importancia que tiene para nosotras documentar y hacer visible la práctica cotidiana del juego en la escuela. De esta manera, podremos repensar, interpretar y reflexionar sobre lo que ocurre en ella para lograr el cambio y la mejora. Asimismo, pensamos que las familias pueden descubrir acciones llevadas a cabo por sus hijos que en el hogar no ocurren, pues se trata de dos ambientes completamente diferentes.
Referencias
Cuba, M, N. L., & Palpa, M, E. (2015). La hora del juego libre en los sectores y el desarrollo de la creatividad en los niños de 5 años de las IEP de la localidad de Santa Clara.
Mañós, R. V., Balagué, À. G., Virgili, N. A., & Montalá, M. D. (2019). Percepción de los maestros sobre el derecho al juego libre en educación infantil y educación primaria.
Estudio desarrollado en Barcelona (España). Bordón. Revista de Pedagogía, 71(4), 151- 165.
Molina, J. A. (2008). El Placer y el Displacer en el Juego Espontáneo Infantil/Pleasure and Displeasure in Children’s Spontaneous Play. Arteterapia, 3, 167-188.
Unicef. (2006). Convención sobre los Derechos del Niño.
Alejandra Albo, Claudia Biancotti y Verónica Cuesta, 2020.
El tema elegido ha sido producto del deseo de querer discutir, debatir y reflexionar acerca de la importancia que tienen los espacios del centro educativo. Por la necesidad de querer ir más allá del aula, la cual parece ser siempre la protagonista, y acercarnos y dar visibilidad a los tantos espacios e instalaciones que también forman parte de la vida del centro y donde también se narran historias muy interesantes.
El concepto “instalaciones” tiene que ver con los conjuntos de construcciones e infraestructuras de un determinado lugar. En este caso, de un centro educativo con alumnos de 0 a 3 años. Con este concepto se tienen en cuenta las aulas, los pasillos, zonas de recreo… No obstante, con este trabajo, nosotras hemos querido ir más allá.
Hemos querido combinar aspectos formales y legislativos que deben tenerse en cuenta a la hora de construir una institución educativa (medidas, materiales, elementos arquitectónicos…) Pero también hemos visto necesaria la idea de plasmar cómo es cada espacio y cómo influye en los niños y en su relación con los espacios, con sus iguales y con los maestros.
Hemos querido transmitir también la necesidad de que existan determinados espacios en el centro que, a priori, pudieran no parecer muy importantes, pero que, realmente, aportan mucha riqueza a la experiencia escolar para los pequeños.
Este trabajo lo hemos querido fundamentar en una serie de ideas que resumen nuestra obra y nuestra intención con ella:
Cómo y de qué manera surge la necesidad de construir escuelas y cómo las obras y pedagogías de determinados autores han influido en ello.
Identificar las instalaciones más comunes en los centros educativos, así como su funcionalidad, su uso y el porqué de su necesidad.
Identificar las instalaciones menos comúnmente presentes en las escuelas e indagar el porqué y porqué deberían o no tener más presencia en los centros.
El significado que tienen los diferentes espacios del centro no solo para los niños, sino para todo el personal y aquellas personas que participan de la vida de él.
Reglamentación y normativas que cumplir para la proyección de un centro.
Las numerosas conceptualizaciones a la hora de proyectar los espacios.